No es con usted, señor embajador de Taiwán. Tampoco es por hacerle el feo a las tablets que su gobierno acaba de donar a los niños de Fundación.

Realmente es con los colombianos que hacen de las desgracias humanas un espectáculo para provecho propio.

Primero fueron los medios de comunicación que, ante la tragedia sobrecogedora del municipio de Fundación, Magdalena, trasladaron sus focos al municipio localizado en las vertientes de la Sierra Nevada de Santa Marta. Sus periodistas nos quisieron hacer creer que tenían una preocupación legítima por el pueblo, pero sus cubrimientos solo destilaban un morbo dantesco por la tragedia.

Después vinieron los políticos en trance electoral. Hasta el propio Presidente de la República se trasladó con su familia a Fundación para visitar a los familiares de los niños que murieron calcinados y anunciar que los gastos de las honras fúnebres correrían por cuenta del Gobierno.

En la fila seguirían los jueces de la República. El turno era para la justicia espectáculo; la misma que, sin miramientos, prejuzga y condena. No importaba si no mediaban suficientes pruebas contra los implicados, pero había que poner presos al conductor del bus Jaime Gutiérrez Ospino, y al pastor protestante Manuel Ibarra. Como estas fiestas legales tienen sus propios usuarios, entonces muchos ciudadanos se levantaron para pedir las máximas condenas contra los culpables: de 40 a 60 años de cárcel, sin importar que, el pastor Ibarra, por ejemplo, viviera su propia tragedia, en tanto que en el accidente perdió a su hija y su esposa quedó deformada por las quemaduras.

Pero Fundación era un municipio importante –ahora sí– y había que visitarlo para estar en las noticias. El desfile de funcionarios fue interminable. En ese orden, la semana pasada estuvo en la localidad la ministra del Transporte Cecilia Álvarez-Correa y los representantes del gobierno taiwanés Ji Zen Tang y Roberto Kuan-Peng Lee, para entregarles 70 tabletas a los niños que resultaron heridos y a los primos y hermanitos de los menores muertos.

Eso no devolverá a sus niños –admitieron– pero les pondrá en contacto con el mundo exterior.

Ahí mismo, la Ministra leyó la carta de su colega de la cartera de Salud en la que anunciaba indemnizaciones a las familias que perdieron sus seres queridos, a través del Fosyga.

Eso tampoco devolverá a Yireth a Thailyn o a Selena, pero permitirá a sus papás resolver las angustias económicas que, con ellos o si ellos, están padeciendo.

No sé si se trata de expiar culpas o de posar también para la foto. Pero lo que habría que hacer con el caso de Fundación es atemperar las emociones para sancionar con justicia, cuando haya que hacerlo, y revisar las causas estructurales que llevaron al accidente para que nunca más vuelva a pasar. Ni ahí ni en ningún otro lugar de Colombia.

A menos que, sin importar aquello, la idea sea que los habitantes marginados e invisibles del país tienen que vivir una tragedia como esta para llamar la atención del Estado y sus conciudadanos.

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@AlbertoMtinezM