Medicamentos que enferman
Como en los demás países del mundo, en Colombia los medicamentos hacen parte de los procesos de atención para recuperar la salud, pero paradójicamente en este país también se han constituido en una grave enfermedad del sistema de salud.
Este mal con los medicamentos va desde el sobredimensionamiento de sus precios, que según el ministro de Salud actual, Alejandro Gaviria, significó que en tan solo 8 años Colombia tuviese que pagar 3,2 billones por medicamentos sobrevalorados, hasta prácticas indebidas que incluyen delitos penales contemplados en la legislación colombiana vigente.
Basta recordar cómo en el 2011 la Superintendencia de Industria y Comercio determinó que 14 agencias del aseguramiento del régimen contributivo y el gremio que las agrupa se pusieron de acuerdo para negar servicios a sus afiliados, como consultas y medicamentos, para obligarlos a interponer tutelas y conseguir así que el Gobierno pagara por los servicios que ellos debían haber asumido. La Superintendencia sancionó a estos actores del sistema de salud con una multimillonaria multa, pues determinó que estas entidades habían actuado como un ‘cartel de la salud’, práctica en la que los competidores se ponen de acuerdo para controlar el mercado, los precios y la competencia.
Otras modalidades delictivas con los medicamentos en Colombia incluyen la adulteración, la alteración, la falsificación y el contrabando. La alteración ocurre cuando un medicamento líquido como un jarabe, lo destapan, le sacan la mitad y le agregan un refresco, y así se obtienen dos frascos por el precio de uno. Esta modalidad tiene una variante que consiste en recoger frascos originales y re-envasar una sustancia falsificada, mientras que la alteración es la modificación de la fecha de vencimiento de medicamentos que han expirado o a punto de vencerse, número del lote o la eliminación de la expresión ‘Uso institucional’, que alerta que no son comerciales.
La falsificación implica modificar la composición química o el principio activo, es decir, reinventan el producto, pero lo grave es que para comprimirlo usan sustancias muy fuertes como benzoatos de sodio, que causan efectos colaterales, y el contrabando consiste en cambiar o alterar empaques insertos a medicamentos provenientes por ejemplo de Venezuela o Ecuador, con el fin de darles una apariencia legal. Se presentan principalmente en sitios de frontera como Cúcuta, Pasto o el extenso Putumayo, porque en los países vecinos son baratos, dados los subsidios estatales, pero las autoridades también han detectado que en el interior del país también son frecuentes estos casos.
Desafortunadamente para el sistema y la salud de los mismos pacientes, la comercialización de medicamentos de contrabando y medicamentos adulterados, genera uno de los negocios ilícitos más rentables, que además está afectando de manera directa la salud de quienes los consumen. Además, inconvenientes como el delito de falsificación de medicamentos es muy difícil de demostrar para poder judicializar a los acusados y que la gran mayoría de las penas por falsificación de medicamentos son sanciones muy leves (menos de cuatro años), por lo cual son excarcelables, lo que aumenta la gravedad de esta enfermedad.
Para finalizar, a pesar que legalmente está prohibida y sea penalizable en Colombia la entrega de dádivas o prebendas por parte de la industria farmacéutica a los médicos para que formulen sus medicamentos, esa sigue siendo una práctica habitual y sin control.
Por eso, aunque los medicamentos hoy sean parte del tratamiento para los pacientes en Colombia, también hacen parte de la gravísima enfermedad que padece el sistema de salud.
ubeltran@hotmail.com
@ulahybelpez
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