Para el cuatrienio que se inicia el próximo año, alcaldes y gobernadores electos deberán actuar en una coyuntura económica difícil por la desaceleración de la economía, las medidas contraccionistas del Banco de la República en tasas de interés y un presupuesto nacional disminuido en términos reales como resultado de la “austeridad inteligente” del ministro
de Hacienda.

Además, si el proceso de paz sale adelante, estos gobernantes afrontarán retos tremendos en materia de desarrollo agropecuario, desarrollo de la democracia, seguridad, y apertura política a nuevas fuerzas.

Las cosas no se podrán manejar como antes, pues habrá interlocutores nuevos en los territorios.

Un tema transversal a todos, lo será el tema de seguridad ciudadana, la cual se sigue deteriorando a pesar de los esfuerzos del Gobierno. Es previsible, como pasó en Centroamérica, que si no se toman las medidas adecuadas, se vendrán escenarios preocupantes que exigirán toda la creatividad posible. Por último, el tema del empleo de calidad tomará fuerza ante el cambio desfavorable del escenario económico y la excesiva informalidad laboral.

Para el alcalde de Barranquilla y el gobernador del Atlántico, un tema prioritario será lógicamente la seguridad de los ciudadanos. El deterioro de esta variable es evidente tanto en el Área Metropolitana de Barranquilla como en los municipios del Atlántico. Los pueblos del Atlántico dejaron de ser remansos de tranquilidad, y el homicidio, combinado con el atraco, se enseñorea en los más poblados.

No bastará incrementar el número de policías, ni la rutinaria mayor dotación de equipos como cámaras, motos y vehículos. Habrá que estudiar en serio el asunto para definir los temas combinados de inteligencia, justicia y eficacia en el uso de los recursos. Los cuadrantes deben ser redefinidos para una respuesta rápida de la policía. Lo social es clave, pero se tiene que avanzar conjuntamente de forma integral. La pobreza no es excusa para cometer delitos.

Para el caso de la Alcaldía, la dialéctica del concreto se debe reducir a sus justas dimensiones. No todo se resuelve con obras civiles, sin negar el avance que hemos tenido en las mismas. Por ejemplo, la movilidad no es un tema solo de nuevas y más amplias vías, sino de reorganizar todo el tema en forma integral dándole salida a la crisis del Transmetro. Más y mejores vías solo traerán más carros nos sugiere el análisis de los sistemas dinámicos.

Para el caso de la educación, hay que ir pensando que lo clave es la calidad de la educación que se imparte, y ello no se resuelve solo con la construcción de más megacolegios. Para la salud, la estrategia se reduce a la construcción de más pasos y caminos con base en la financiación de una estampilla que ya derogó el Consejo de Estado y se pretende seguir cobrando porque la medida “no se ha ejecutoriado”, fallo que ya no tiene discusión.

El tema en salud ya no es solo de carnets ni instalaciones, sino de calidad del servicio, tiempos de espera, colas y drogas. La contratación del Distrito sigue concentrada aunque sea “legal”, y Barranquilla marca muy mal en el Doing Business de las ciudades colombianas: para el 2013 marcó en el puesto 22 de 23.

A nivel departamental, los gobernadores no han podido estructurar una propuesta exitosa de desarrollo agroindustrial competitivo para el sur del Atlántico, pues la inundación nos redujo al asistencialismo, y el discurso del agua potable y vías continúa. Según el Índice de Competitividad Departamental de la Cepal, estamos en el pelotón de ciclistas mediocres, que contempla cómo el pelotón de avanzada formado por Caldas, Bogotá-Cundinamarca, Antioquia, Santander y Risaralda se alejan de nosotros. Dura tarea les espera a nuestros gobernantes electos. Hemos mejorado pero falta mucho.

Profesor del IEEC, Uninorte.
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