En medio de la gris y desalentadora campaña de Junior en este semestre, sin un claro estilo de juego, eliminado de la Copa Sudamericana, fuera de los ocho mejores en la Liga Águila y rezagado en la reclasificación (donde comenzó de segundo y con la primera opción de alcanzar un cupo a la Copa Libertadores 2017), hay un poco de color esperanza. Entre tantas sombras se pueden rescatar varias luces para iluminar el camino del próximo año.
“¡Ooohhhh, que se vayan todos, que se quede Viera solo!”, coreaban a todo pulmón las barras del equipo en el partido en que Junior derrotó 2-1 a Envigado, el sábado anterior en el estadio Roberto Meléndez. Hubo un momento, exactamente cuando el cuadro naranja empató, que el cántico se generalizó y se escuchó al unísono en todas las tribunas del escenario de La Ciudadela.
Sebastián Viera se tatuó en el corazón de los hinchas de sur, de norte, de oriental y de occidental, con su liderazgo, compromiso, atajadas, goles y notable amor a la camiseta. La actitud que evidencia el uruguayo es la que siempre quisieran ver en cada uno de los jugadores que se visten con la rojiblanca.
El capitán se ganó merecidamente toda la idolatría y blindaje de la afición. Su entrega es uno de los aspectos rescatables del semestre de Junior, pero no el único.
A ese coro de los barristas hay que incluir los nombres de Alexis Pérez, Enrique Serje y el mismo Michael Rangel, que con seis goles es el máximo anotador del equipo a pesar de que el técnico Giovanni Hernández lo ha mantenido más tiempo en la banca que en la cancha.
Pérez, que ha bajado un poco su nivel en medio del desorden colectivo que existe, sigue siendo un guerrero estilista de la defensa. ‘El médico’ Serje fue el remedio para la falta de refuerzos en el mediocampo. El juvenil de la cantera se abrió espacio en la titular con su determinación, su carácter y su fútbol.
Hay otros jugadores que no han estado inspirados, pero han transpirado como Deivy Balanta, James Sánchez y Vladimir Hernández (que siempre pide la bola a pesar del bombardeo de patadas y su inminente traspaso al Santos). Hay otros que quieren y no han podido como Iván Vélez (ya no está en sus mejores días) y Roberto Ovelar (con sus problemas musculares).
Otro grupo que puede y no quiere (por indisciplina o falta de ganas) y otros que ni pueden ni quieren.
Este Junior desdibujado todavía puede pintar un trofeo a su historia, la Copa Águila que disputará con Nacional. No es el principal objetivo, pero ganarla sería algo rescatable.
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