La ‘víctima’ que creyeron iban a garrotear
Generalmente un tema se juzga por el grado de interés que despierta en el público lector, ya sea porque ha creado un tinte polémico en el cruce de afirmaciones contenidas en el artículo de marras o por otras razones que ya sería algo impropio de un espacio tan pequeñín como el que disponemos. Decimos esto por una invitación que se nos hizo para que el autor de estas líneas tuviera una entrevista con los leones de la emisora W, de la cual se dice – con fundamento o sin este – que tienen la máxima sintonía nunca vista en la historia de la radiodifusión colombiana.
---“Abre el ojo, porque por un pequeño descuido esos carajos te comen vivo” – nos dijo uno de esos aficionados que parecen disponer el mayor tiempo para leerlo todo y disponer igualmente de tiempo para oírlo igualmente todo. Imagínense quienes lean por donde vamos si un sujeto con 70 años de periodismo (jeme a jeme y cuarta a cuarta, que así se juraba en aquellos años 40, cuando entro este pobre corderito a batirse con los tigres del periodismo deportivo barranquillero, entonces el mejor del país, sin discusión ninguna).
Y, la verdad sea dicha, por encima de todo, los tipos son muy hábiles cuando tienen a una anchovita al otro lado de la línea. Pero como este cristiano que de ‘anchova’ no tiene ni la ‘A’ con que empieza el vocablo, fueron ellos y no la contraparte quienes de inmediato se dieron cuenta que los que no se podían descuidar un segundo eran ellos y no nosotros. Un ‘manda a callar’ de la W, señor Casas (o de pronto fue el mismo Sánchez Cristo), debió decirse para sus adentros: “Este viejito ‘chacaras verdes’ de 95 carnavales encima, debe estar mascando el agua y por ende no debe saber ni de que manera se patea un penalti. Y con un tonito profesoral no espeto: “Diga el nombre de un gran deportista colombiano, este año: Lo de “este año” es porque supone, lo dicho, que de ahora este vejete no sabe ni por donde va tabla. El sabe de Jack Dempsey para atrás, porque tampoco para adelante. Y el Quintana que le cantamos debió haber sabido a gato, no a liebre.
Sánchez Cristo si fue el hombre que quiso saber quién era este Matusalén que les había caído del cielo para comérselo en escabeche; quien era para el corderito que patea de lo lindo, “quien había sido el mejor presidente de Colombia, en estos últimos 50 años”. Y con dolor de mi alma, porque el hombre personalmente nos cayó siempre como una patada en los testículos, le dijimos: “Carlos Lleras Restrepo”, al que Barranquilla siempre le cayó como un purgante de sal de Glober, a pesar del liberalismo ‘ñero’.
Más habla una garrapata dentro de una oreja que estos señores cuando oyeron el nombre que dimos a los empujones de candidatos.
Y bien, “ni un baladro más”, como dijo el turco.
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