La sabiduría llega tarde
Hace unos días, a través de su cuenta de Twitter, el presidente Santos expresó su deseo de reunirse con el expresidente Álvaro Uribe con espíritu patriótico, fruto directo de un paulatino desespero relacionado con la creciente polarización del país y la constante extorsión de las Farc a la mesa de negociación. Este tardío llamado al diálogo ocurre en medio de declaraciones y hechos que han dividido a la nación en dos partes cuasi irreconciliables.
Es preocupante observar que solo hasta ahora el presidente se haya dado cuenta de que la paz no es solo un asunto de su gobierno sino de todo el país: la paz se hace incluyendo a todos los sectores colombianos, comenzando por la oposición. Pero no, Santos quiso hacerlo a su manera, sosteniéndose desequilibradamente a través de mermelada y malograda reelección, queriendo imponer persecución política, judicial y mediática a los que no estuviesen de acuerdo con su proceso.
Haciéndole honor a su pedigrí, Santos decidió –a conciencia– darle la espalda al uribismo, inferiorizándolo y despotricándolo de neonazi, extrema derecha, irracional, enemigo de la paz y guerrerista. ¿Qué coherencia existe con la voluntad de paz?
Más allá de haber informado en su debido momento al sector que le permitió subir a la Presidencia sobre sus acercamientos con los grupos ilegales del país, si Santos hubiese involucrado al uribismo desde sus diálogos exploratorios con las Farc, el país tal vez no estaría en esta situación de fraccionamiento ideológico.
Durante esta semana causó zozobra observar que las Farc le pidieron formalmente a Santos que dejara a un lado al uribismo del proceso de paz. Con esta petición, las Farc confirman que sus verdaderos antagonistas no son el Gobierno sino el uribismo: temen que este sector del país se les siente enfrente en la mesa de negociación, cosa que no les conviene, por el simple hecho que solo este podría exigirles las cuentas claras que tienen frente a la sociedad colombiana, tras más de 50 años de terrorismo despiadado.
No nos digamos mentiras, si la paz se hace es con los enemigos y no con los amigos, como pontifican algunos, entonces, la paz tiene que hacerse primordialmente con los sectores del uribismo que son los verdaderos enemigos de las Farc. No podemos seguir pretendiendo que la paz se materialice con santistas y Farc.
Pareciese que el pedido de diálogo al vacío de Santos llegó dos años tarde, dejando claro que no permitirá subsanar las heridas dejadas después de muchos meses de descrédito y vilipendio. Santos debería hacer un mea culpa profundo y utilizar otros medios que Twitter para expresar que “es capaz”. No en vano Benjamín Franklin señalaba que “la verdadera tragedia de la vida es que uno se vuelve viejo demasiado pronto y sabio demasiado tarde”.
Mi otra palabra: hace mucho que no escuchaba una nueva voz tan clara y melodiosa de canto vallenato como la del cantante Daniel Baute. Les recomiendo sus dos trovas que ha sacado al aire, hasta ahora, Alcancía y Eres genial, canciones perfectas para dedicarle a la novia en un día como hoy; en tiempos de viernes de Halloween donde todo parece disfrazarse de “trinos en el viento”.
@QuinteroOlmos
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