La culpa es de la paloma
La poesía es siempre un acto de paz”. Con estas palabras comienza Neruda en sus memorias el texto titulado Rafael Alberti. Alberti, perseguido por el régimen fascista que se tomó a España publicó, ya en el exilio, su libro Entre el clavel y la espada del que hace parte “La paloma”, poema que tiempo después grabaría Joan Manuel Serrat.
“Se equivocó la paloma/Se equivocaba./Por ir al norte, fue al sur./Creyó que el trigo era agua./Se equivocaba./Creyó que el mar era el cielo,/que la noche la mañana./Se equivocaba./Que las estrellas, rocío;/que la calor, la nevada./Se equivocaba./Que tu falda era tu blusa;/que tu corazón, su casa./Se equivocaba”. Unos versos cuya significación ha sido examinada desde múltiples perspectivas y en los cuales –frente a los acontecimientos que en los últimos días llevaron al traste el cese unilateral de hostilidades decretado por las Farc, y dada la urgencia de concluir el capítulo sangriento que releemos constantemente los colombianos– pudiera haber una clave para hallar una salida: la equivocada es la paloma. En un país donde es usual que quienes son requeridos a responder por sus actos inmorales se laven las manos como Pilato, y por tanto es tradición salir a buscar culpables, resultaría natural que los múltiples fracasos en torno al logro de la paz fueran achacados a la paloma; así no habría distractores, así los negociadores podrían concentrarse en sus objetivos.
La paloma es la figura a la que el imaginario humano impuso la carga de simbolizar una fantasía de tan difícil consecución como es la paz, y a la que varias generaciones de colombianos hemos estado correteando infructuosamente. Pero el tiempo pasa veloz dejando marcas indelebles, y la infeliz colúmbida blanca en la que esta patria convulsionada ha puesto sus esperanzas comienza a sentir el paso de los años. Ya no es el ave vital con un sentido de orientación extraordinariamente desarrollado, sino una parsimoniosa paloma posmenopáusica cuyo plumaje inmaculado hoy en día está manchado con la sangre de innumerables compatriotas. Envejeció a la vista de todos cebada con tanto esmero por sucesivos gobiernos, que podría escasamente elevarse unos centímetros del piso. Ella ha sido la culpable de la guerra.
Se equivocó la paloma, por ir al norte fue al sur. La culpa no ha de buscarse en las taras de la democracia, ni tampoco en las falencias del sistema de justicia; la culpa no está en la desigualdad social o en la tenencia de la tierra; la culpa no hay que endilgársela a gobiernos incapaces de cubrir las necesidades de la población, tampoco a la negligencia de un pueblo que desconoce su obligación ciudadana. No señor. Se equivocó la paloma, creyó que el trigo era agua. Nos podríamos olvidar de la ceguera y la crueldad de los alzados en armas, de la corrupción que infectó al Congreso y a la Fuerza Pública, y del narcotráfico. Se equivocó la paloma, creyó que el mar era el cielo, que la noche la mañana. No habría razones para acusar al gobierno de Santos por su falta de coherencia y de cojones, tampoco a la oposición por su intemperancia y su mezquindad. La culpa es de la paloma, concentrémonos entonces en la paz.
berthicaramos@gmail.com
Más Columnas de Opinión
¡Afinia nos tiene locos¡
Uno de los problemas más grandes que está afectado a los habitantes de la región caribe es el alto costo de los servicios públicos domiciliarios especialmente el servicio de energía. Desde hace muchos años la costa caribe ha recibido un serv
La Salud entre líos
Aunque los profesionales de la salud, tengamos como principios fundamentales, el de proporcionar nuestros conocimientos, voluntad, deseos, y en general permanecemos con todas nuestras fuerzas, puestas al servicio de las comunidades y personas, de
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
La Bestia – El temor a amar
La última película del aclamado director Bertrand Bonello (Saint Lorent, Nocturama) incursiona en el género de ciencia ficción mientras explora las complejas relaciones de pareja a través de un romance que trasciende distintas épocas histór