Hay hechos que nunca deben ser olvidados, conductas que deben ser objeto de reproche social reiterado, personas no gratas para la justicia social que no deben ser premiadas, y grandes profesionales que deben ser recordados por  la rigurosidad de su trabajo y valentía. Esto, para recordar que homicidios de personajes reconocidos por su labor académica y por sus aportes a los debates en la protección de derechos humanos en Colombia, como es el caso de Alfredo Correa De Andreis, requieren reivindicación de los derechos de sus familiares, y justo reproche a todas las instituciones y funcionarios que estuvieron implicados en la vil desacreditación de su trabajo, con miras a restringir el desarrollo de sus investigaciones académicas.

Recientemente se ha planteado el traslado del magistrado Demóstenes Camargo De Ávila al Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, creando un sentimiento de dolor y reabriendo una herida que se extiende a toda la sociedad barranquillera, por el gran aprecio y respeto que se tiene sobre la memoria de Alfredo Correa De Andreis. Camargo De Ávila, hizo parte de todo el entramado institucional que persiguió al profesor y sociólogo Correa de Andreis, pues fue quien durante como Fiscal 33 de Cartagena ordenó la detención arbitraria del profesor, sobre la base de reconocimientos ilegales y terribles montajes que sirvieron para que la Fiscalía lo detuviera injustamente por 27 días. Todos estos hechos son conocidos por la sociedad y han sido decretados por la justicia colombiana, tanto por el Tribunal Administrativo de Bolívar como por la Corte Suprema de Justicia.

Siendo estos hechos conocidos, es menester de la Rama Judicial evitar que se haga efectivo este traslado, bajo la consideración de que el magistrado fue un implicado directo en el plan ejecutado para lograr su incriminación. 

Tal vez, la Rama ha omitido que más allá de la justicia penal, hechos que han dejado heridas profundas en la sociedad y donde los responsables por tales conductas son conocidos por toda la sociedad, requieren otro tipo de sanciones como lo es el reproche social, y el constante recuerdo de que estos hechos no deben repetirse. Alfredo Correa De Andreis, fue un hombre honesto, comprometido con su labor como profesor en la Universidad del Norte y la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, admirado por toda la comunidad estudiantil y su ciudad. Su homicidio a manos del paramilitarismo se presentó mientras adelantaba una investigación académica sobre los desplazados del departamento de Atlántico y Bolívar.

Estos hechos hacen parte de la historia que jamás debe ser olvidada por ser un tiro al corazón de la democracia, de las garantías y libertades, y del régimen de derechos humanos vigente en Colombia.

Se ha creído equivocadamente que la justicia penal es suficiente para reivindicar los derechos de las víctimas de persecución por la organización paramilitar que operó bajo la connivencia de ciertos funcionarios, cuando más allá de la sanción penal, se debe procurar una constante reivindicación social e institucional que permita reconstruir los daños ocasionados por la intolerancia y la violencia armada. El traslado de Camargo De Ávila debe ser revertido por la Corte Suprema de Justicia, como muestra de la necesidad de medidas para la construcción de la justicia sobre la base de la memoria y de la verdad.

Remembranza a la amistad: hoy llega a sus ochenta años de vida la distinguida matrona cienaguera Rosita Fernández, amiga entrañable de mi abuela Diana Culzat de Dangond y de Anita del Gordo, ambas en el cielo. Para ella y para su hermosa familia nuestro afecto de todos los tiempos.

@tatidangond