Fuera de sus cabales
En un esfuerzo por interpretar de manera inocente los señalamientos de la congresista María Fernanda Cabal, vamos a hacer el ejercicio de suponer que cuando la congresista uribista dice que “los negros se agarran de las mechas” quizá se refiere a lo fragmentadas que están las organizaciones afro en el país.
Si esta fuese su tesis de fondo, quizá Cabal tendría la razón y estaría cayendo apenas en un error de forma. Grave por supuesto. Las formas son importantísimas. Son la diferencia entre pedir permiso o pasar por encima del otro. La diferencia entre intentar destruir al movimiento afro o permitirse hacer una crítica respetuosa.
Sin embargo, si su punto fuese referirse a las dificultades organizativas, Cabal olvida que en parte fueron años de uribismo lo que terminó de resquebrajar a las organizaciones sociales. Las que no desaparecieron por las acciones criminales de paramilitares amangualados con fuerzas del Estado, fueron debilitadas a partir de la creación de ‘para’ organizaciones como una estrategia de hacer perder fuerza a aquellas constituidas legítimamente.
Al lado de una organización afro o indígena que se resistía a un megaproyecto en el Pacífico, la estrategia era financiar la creación de una pseudo organización afro o indígena, que aparecía sospechosamente de acuerdo con los intereses del megaproyecto. Así, financiando a tres o cuatro mancillados por la miseria, desarrollaron una estrategia perversa. Es el mismo método que se sigue usando para debilitar consejos comunitarios. Algunas elecciones de sus miembros son financiadas por los mismos empresarios que como aves carroñeras están a la espera de tierras de nativos.
Cabal tampoco debería olvidar que coincidente con los años del uribismo, se señaló de terrorista a cuanto líder resultaba incómodo. El uribismo señaló de guerrillero a todo aquel que no estuvo de acuerdo con sus objetivos. Esto no solo significaba un descrédito sino un manto peligroso que los convertía automáticamente en objetivo militar de paramilitares.
El mapa de masacres y desplazamientos en la región del Pacífico es el mismo mapa de titulación colectiva de la tierra. En cuanto se le otorgaba títulos a una comunidad afro, inmediatamente aparecía la arremetida paramilitar que los quitaba del camino a bala.
Muy a pesar de la desesperada necesidad que tiene la representante Cabal de llegar al estrellato a punta de escándalos, sin importarle que sea recordada como la congresista con menos inteligencia emocional que haya tenido el país, las expresiones racistas son inaceptables. La Procuraduría y la Fiscalía deberían tomar nota. La discriminación es un delito en Colombia y mucho más cuando se delinque desde un cargo de poder financiado con recursos públicos.
Debemos recordar que esta fue la señora que mandó, a escasas horas de muerto, a García Márquez al infierno. Ahora, en la misma entrevista en la que usó expresiones racistas llegó al absurdo delirante de señalar de comunista a la Fundación Nuevo Periodismo.
Si tiene afán de darse a conocer por controversias, la señora Cabal debería protagonizar escándalos que solo tenga consecuencias sobre su propia vida. Que no siga poniendo en riesgo a los ciudadanos con sus comentarios, y menos a grupos que son de especial protección como las organizaciones étnicas y los periodistas.
javierortizcass@yahoo.com
@JavierOrtizCass
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