Excelente nombramiento de Meisel en Banrepública
Acertó el presidente Santos con los nombramientos de los dos nuevos miembros en la Junta del Banco de la República. Una joven economista, entrenada en el mismo Banco y en Minhacienda, es una garantía y un merecido reconocimiento a las mujeres economistas de este país. Con seguridad se destacará en esta nueva posición. Y el nombramiento de Adolfo Meisel es realmente una de las mejores noticias para la Región Caribe, y para ese mundo alejado de la capital del país que tiene la sencillez que da preferir un pedazo de yuca con suero al desayuno, que el sofisticado pan francés.
Adolfo le hará un gran aporte a esta junta en cuyas manos recaen muchas de las grandes responsabilidades en el manejo de la política monetaria del país. En primer lugar, representará como pocos no solo a las olvidadas regiones colombianas sino que lo hará con ese recurso escaso que es el conocimiento de la historia económica del país. Será particularmente refrescante partir de ese contexto histórico que permite no repetir errores y darle una visión de largo plazo a decisiones aparentemente coyunturales. Pero además, su manejo de la Región como centro del desarrollo no se ha quedado en el diagnóstico de sus males sino que ha presentado respuestas como el Fondo de Compensación Regional, que busca equilibrar la asignación de recursos públicos para romper el círculo de la pobreza regional.
En segundo lugar, su manejo del Caribe colombiano hará de él el mejor representante posible en momentos en que los desequilibrios regionales empiezan a preocupar seriamente al país. No mirar a Colombia solo desde Bogotá, que supera al resto del país en todos los indicadores, será un valioso aporte para entender tanto el Caribe como las otras regiones nacionales. En tercer lugar, no menos importante que las anteriores, Adolfo sí sabrá moverse como pez en el agua en ese mundo árido de los economistas de la capital. Tiene todo su respeto ganado a través de sus escritos, investigaciones, columnas de opinión y participación como conferencista. No será el caso de muchos líderes costeños a quienes apenas los nombran ministros se van de vacaciones y terminan por fuera, o aquellos que con gran protagonismo local, apenas llegan a Bogotá o se quedan mudos o solo salen a defenderse de las acusaciones ante los entes de control. La pulcritud de la vida de Adolfo asegura que nada de esto sucederá.
Pero hay una tercera razón, no ya para asegurar su éxito sino para garantizar que no perderemos su esfuerzo para entender a esta parte del país. Adolfo Meisel creó una escuela, preparó a su gente y hoy existe la seguridad de que ese centro de estudios regionales en el Banco de la República de Cartagena no solo continuará con la valiosa tarea de entendernos sino que se reforzará con su participación desde Bogotá. Para aquellos que preferimos el papel al Internet, ya no nos caben las publicaciones que sobre desarrollo regional ha publicado este grupo bajo la dirección de Meisel; y hoy sabemos que esa mina de información se reforzará.
Finalmente, Adolfo acabará con la idea cachaca de que los costeños no somos capaces de trabajar tanto o más que ellos, y sobre todo, verán que lo hacemos con sencillez, humor y la alegría que hace la vida y el ejercicio de la profesión mucho más grato. Bienvenido Adolfo a estas frías tierras, y por favor, ponle calor y color a esta árida profesión.
Por Cecilia López Montaño
cecilia@cecilialopez.com
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