Esa taimada agresión de un bellaco…
Los cronistas deportivos de nuestro país, con las tristes excepciones de los “perros blancos”, que justa o injustamente definen así a los canes a los que les falta bravura, que hasta ahora no han dicho ni pio por la artera y cobarde agresión de un jugador argentino que se le fue por detrás a un delantero colombiano en el partido entre ambos países, y primero hubo un sobo de cabeza al nuestro que estaba sentado en la grama por una vaída sin importancia, y de inmediato procedió a la agresión, al introducirle el pulgar en el ojo, pero con tal intención y tal violencia que tiene al muchacho con la córnea lesionada. Agradecemos muy de veras a todos los que han querido felicitarnos. Gracias mil, por bondad tanta, como lo dijo un poeta.
Con los años que tenemos de cubrir y escudriñar lesiones deportivas (en mayo cumplimos la friolera de 70 abriles, para que se los “romanee” el más voluntarioso ejemplar de la región suramericana) nunca supimos de un tipo de agresión igual a esta. Mucho menos con los detallitos y ademanisos tan taimados como los que utilizara este sujeto argentino) primero un “sobo” de cabeza y ahí te van dolores, hundiéndole el pulgar en el ojo. Está como para ganarse un mínimo de dos años de suspensión por la forma como en un instante planificó la forma de sacar del juego arteramente a un adversario, tal como lo hizo este tipo cuyo apellido no hemos querido introducir en esta crónica, por lo enrevesado que es, lo cual dice a las claras que el hombre procede de antecedentes enrevesados.
Hay que decirlo a los 4 vientos, así salgan contradictores a puñados: hoy por hoy se está jugando un fútbol mucho más agresivo que su similar de los años 30, 40 y 50, cuando parecía haber conciencia entre los jugadores juveniles o ya adultos, que todos a una (como en Fuenteovejuna) eran compañeros de causas deportivas y que tanto los unos como los otros tenían iguales derechos a jugar al fútbol, sin que fuera posible y mucho menos lícito que se intentara lesionar por largos períodos y menos que menos por sacarlo definitivamente del juego a nadie.
Hoy resulta que hay países en el mundo (Argentina es una buena nuestra de este equivocado aserto) cuyas fuerzas deportivas están convencidas que jugar fuerte, salga o no lesionado el que fuera, es sinónimo de mística deportiva. Qué tal esa? Y de contera les parece a estos matarifes futboleros que “el fin justifica los medios”, esto es, pega duro y si hay lesionados, achácalo a la mala suerte y punto, que la falacia y el cinismo, también juegan en muchas canchas de fútbol.
No digamos la Confederación Suramericana, sino la propia Fifa es la que debe sancionar, sin miramientos de ninguna clase.
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