Ensayen tiros de esquina
Junior hizo 20 minutos perfectos ante Santa Fe. Ganaba 1-0, tenía posesión del balón y Sebastián Viera y su arco se encontraban inmaculados. El uruguayo no había tenido necesidad de ensuciarse el buzo. El balón se tocaba de un lado a otro sin estrés. Estaba más cerca el segundo tiburón que el empate cardenal. Vladimir Hernández tuvo ese 2-0, pero su puntero (o 'uñero', como se dice en el argot futbolero de Barranquilla) se elevó demasiado. Lástima. Quizá disparó así precipitado por el resbalón antes de controlar el balón. Eso le redujo espacio y tiempo en el remate en medio de la marca.
Todo marchaba sobre ruedas hasta que Yair Arrechea aprovechó que Andrés Felipe Correa contaba ovejitas y, por los aires, perforó la portería tiburona. Certero cabezazo y diana. Dolorosa diana. No solo por el empate en sí, sino porque toda la semana se habló de las fortalezas de Santa Fe en el juego aéreo. El cuerpo técnico y los jugadores eran conscientes de que estaba prohibido dar ventajas por esa vía, pero nuevamente se volvió a pecar.
De ahí en adelante se empezó a desinflar el Junior. Santa Fe, con más músculo que ideas, sin frac, pero con overol, comenzó a zarandearlo. Había que rezar un padrenuestro y tres avemarías en cada córner local.
Realmente todos los tiros de esquinas fueron un dolor de cabeza. Los ocho en contra y los nueve que tuvo Junior a su favor (nueve es una muy buena cantidad). Era desesperante ver que ninguno de los cobros elevó suficientemente la pelota para encontrar un cabeceador juniorista. Fueron fácilmente rechazados. Les faltó el veneno que sí le puso Omar Pérez a sus ejecuciones.
El déficit en los tiros de esquina es defendiendo y atacando. ¿Hace cuánto que Junior no marca gol en un córner? Este año solo anotó de esa forma en la primera fecha de la actual Liga a través de 'Pecoso' Correa.
Hay que ensayar jugadas para el partido de vuelta contra el Santa Fe titular, emergente o mixto. Independiente delo que use el rival, Junior debe afinar sus fortalezas y pulir sus errores. El 2-1 de Bogotá es igualable y remontable, pero no es tan fácil como comerse una oblea. Mucho menos si se mantienen los parpadeos en el juego aéreo ante este 'León' de garra y estilo charrúa, como su entrenador Gerardo Pelusso.
Nunca es bueno perder y menos cuando el juego se ve tan ganable como el de Bogotá, pero la serie quedó vivita y coleando. Restan 90 minutos en casa. Nada está dicho. Nadie se puede sentir derrotado, pero tampoco confiado.
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