El río, 69 años después
En 1945 la gran huelga de Fedenal, poderoso sindicato, paralizó el transporte por el río Magdalena y al país. No era la primera vez. Como resultado de la implacable ley de los efectos no previstos ese hecho marcó el punto de quiebre de la época dorada del río. El gobierno tuvo que ordenar el desvío de la carga en ruta a Barranquilla para Cartagena y Buenaventura. Barranquilla acusó ese primer impacto. Siete meses más tarde, Alberto Lleras Camargo, en la última alocución de su primer gobierno, anunciaría la decisión de desarrollar el transporte férreo y una red de carreteras pavimentadas que comunicaran el centro del país con los puertos, para disminuir la vulnerabilidad nacional ante una eventual repetición de la crisis. En 1954 se creó Ferrocarriles Nacionales de Colombia y en 1961 se inauguró el Ferrocarril del Atlántico que nunca llegó a este departamento y le dio un impulso competitivo al puerto de Santa Marta. Barranquilla fue también la ciudad portuaria más afectada por la sustitución del transporte por el Magdalena. La red de carreteras pavimentadas tomó más tiempo, pero alcanzó a existir antes de que corrupción e ineptitud consiguieran chatarrear los Ferrocarriles Nacionales.
La idea había sido contar con medios alternativos y complementarios de transporte pero el país lo que hizo fue recorrer en contra vía los senderos de la eficiencia económica y ambiental: del río al tren y de éste a la carretera. Tanto el costo como la generación de CO2 son el doble por carretera que por tren y a su vez el doble por tren que por río (por ton-km). En 2010, tres cuartas partes de la carga nacional se transportó por carretera, un 23 % por tren gracias al surgimiento del carbón y sólo el 2% por el río.
El pasado sábado 13 de agosto, sesenta y nueve años después de haberse iniciado su decadencia, la historia del río tuvo un nuevo punto de inflexión: la Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla sirvió de escenario a la firma del contrato de asociación público privada para la recuperación del río Magdalena, cuyo propósito es devolver a éste la primacía como vía de transporte de carga masiva por medio de obras de encauzamiento y del mantenimiento del canal navegable. El contrato lo firmaron el director de Cormagdalena, Augusto García, quien centró su gestión en este objetivo, y el presidente de Odebrecht, representante del consorcio ganador de la licitación respectiva, en acto presidido por el señor Presidente de la República. El proyecto cubre un tramo de 900 kilómetros, desde Barranquilla hasta Puerto Salgar, y atraviesa 57 municipios. Proyectos viales complementarios comunican a Boyacá y Santander con Puerto Araújo. En realidad se trata de un corredor multimodal que incluye carretera, ferrocarril, puertos fluviales de trasbordo y puertos marítimos. A la ministra de Transporte entrante, Natalia Abello, le corresponderá supervisar su ejecución desde el lado de la oferta, y a la ministra de Transporte saliente, Cecilia Álvarez–Correa le corresponderá como nueva ministra de Comercio, Industria y Turismo, velar por la articulación de todo ese corredor desde el lado de la demanda de los servicios. Con los aportes de esos tres barranquilleros se comienza a escribir un nuevo capítulo de la historia del Río Grande de la Magdalena. Se requerirá el apoyo sostenido de muchos más para que llegue a feliz término.
rsilver2@aol.com
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