El gabinete
Pasadas las primeras impresiones entre el mundo político, empresarial y periodístico de Colombia sobre el nuevo gabinete presidencial, atemperadas algunas posiciones tropicales y apasionadas, también nosotros desde esta columna de opinión, como cualquier colombiano, deseamos expresar nuestros comentarios, sobre todo, porque no nos anima analizarlo desde un presionante ángulo partidista, ni desde una óptica regional, ni de género, que si se cumplió y, por supuesto, tampoco estamos interesados en condenar actuaciones de los repitentes porque no es nuestro oficio, ni ellos, los confirmados, lo merecen.
A diferencia de mucha gente ociosa que tiene por deporte oponerse a todo, o vetar todo, o condenar todo, a no ver nada positivo en ninguna parte, para nosotros el gabinete es bueno y si se quiere, en algunos cargos excelente. Quizás los dos únicos lunares que le podríamos encontrar es la salida de Amylkar Acosta de Minas, y no aumentarle a la Costa Caribe la cuota a tres ministerios como se lo merece. Pero, hay que ponerse en el pellejo del presidente Santos para imaginar el galimatías que tuvo que descifrar para poder intentar satisfacer a todos los partidos que le apoyaron su candidatura, a la misma oposición, cuya influyente fracción le dio un respaldo decisivo al final, a las minorías indígenas, LGTBI, afrodescendientes, a la presión de las regiones, a la cuota de mujeres, a los independientes que lo ayudaron mucho en el triunfo y a quienes de su bolsillo, generosamente sufragaron gastos enormes de la campaña, tema este que no menciona mucho, quizás entre bastidores, pero que tiene en un gobernante triunfante un gigantesco factor de influencia.
El nombramiento estrella fue el de Juan Fernando Cristo, en todos los sentidos. Mejor canciller que la doctora Holguín es difícil conseguir después de un trabajo inmensamente exitoso. A Pinzón en Defensa le ha tocado bailar con la fea, pero tiene enormes méritos. A Justicia llega un profesional cargado de tradición y brillante carrera. Cárdenas en Hacienda ha sido un ministro estrella y la presencia de Cecilia Álvarez-Correa, Natalia Abello, la doctora Giha en Colciencias y Tatyana Orozco, además de capaces y sobradas, representan muy bien la dignidad, la seriedad y los anhelos de los costeños.
En Comunicaciones, Molano la bota de jonrón cada semana; Iragorri es un lujo en el ministerio que lo pongan; Cultura y Ambiente representan una casta administrativa de alto vuelo, y en Trabajo llega Lucho, que se las sabe todas allí y acuyá. Minas viene con mucha trayectoria; Gina en Educación está sobrada y verán el ministerio que va a desarrollar con lo pilosa que es; Simón encajó muy bien en Planeación, donde emprende un ascenso que es la base de su mañana. Y en Vivienda ratifica a un profesional de lujo que en llave con su llave Vargas Lleras realizara una labor estupenda.
De modo que sí, hay que dejar que opinen, todos tenemos derecho a hacerlo, pero argumentos como que hay mucho quemado, que no son personalidades presidenciales, quién sabe!, que representan el continuismo, todo ello es basura, ganas de fregar, o intentos de ser originales, o exóticos, o fantocherías de poner en el tapete conceptos que revolucionen el ambiente. Ya veremos que estos derrotistas y criticones no tienen la razón. Y lo veremos pronto.
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