Una vez más, Shakira enfrenta acusaciones por plagio. Esta vez, el rapero Tribi Mambo demandó a El Cata por copiar Loca con su Tiguere e interpretarla con la barranquillera para Sony. Hace unos años, cuando la artista sacó el video de la canción Rabiosa, la acusaron de copiarle a Kate Moss la secuencia de baile de tubo que hace para el video I Just Don’t Know What To Do With Myself de The White Stripes. Cuando salió la canción Hips Don’t Lie, Jerry Rivera dijo que le robó la secuencia de trompetas con las que comienza la canción, que es idéntica a una que puede escucharse en la canción Amores como el nuestro. En la misma canción, el estribillo carnavalero “baila en la calle de noche, baila en la calle de día” pertenece la canción Baile en la calle compuesta por el dominicano Luis Díaz y vocalizada por Fernando Villalona. Un estribillo de Inolvidable es parecidísimo a uno de la canción I Never Even loved You Anyway de la banda noventera The Corrs. El Waka Waka tiene un coro igual al de la canción El negro no puedo, interpretado por Las chicas del can, pero ellas también lo copiaron de una canción tradicional africana.

Muchos estarán pensando que Shakira no tiene nada de creativo u original. Sin embargo, los indignados se saben de memoria las canciones de Shakira y difícilmente recuerdan las “originales”. La creencia de que cualquier canción es original es pretenciosa, arrogante y bastante irreal. Toda la tradición de música caribeña es un remix intervenido de la música africana. Si se tratase de rastrear en serio la “originalidad” de las obras musicales o literarias, nos encontraríamos con que todas (sí todas) son refritos de refritos de ideas o memes exitosas que, precisamente por ser buenas, fueron copiadas. Los grandes autores son quienes han tenido el buen olfato de Shakira para seleccionar fragmentos y convertirlos en éxitos.

El ensayo El éxtasis de la influencia, de Jonathan Lethem (2007) cuenta la historia de una novela sobre un hombre de edad mediana que viaja a otro país y se enamora de una niña de 11 años, hija de su casera, llamada Lolita. No, no es la novela de Nabokov, es una novela de Heinz von Lichberg publicada en 1916, 40 años antes que la Lolita que todos conocemos. Nabokov estaba en Berlín en 1937 y muy probablemente conoció la novela de Lichberg, pero, ¿la plagió? Según Lethem no. Puede ser la misma idea pero son obras distintas, especialmente porque es Nabokov quien la inmortaliza.

La verdad es que los procesos creativos no son solipsistas, quienes crean los hacen desde su contexto y sus interacciones con el mundo. La creencia de que una idea se puede comprar, poseer o vender, hace parte de las retóricas del mercado, no de los procesos creativos. Toda obra es un collage cuidadoso de referencias, citas, ecos y la gran mayoría son imposibles de rastrear, incluso para los mismos autores. El fenómeno se llama cryptomnesia y se refiere a todas las memorias subconscientes que tenemos que no caben dentro de la “reminiscencia” o la “memoria lógica”. Muchas veces estas memorias se experimentan como “ideas nuevas” aunque simplemente son intersecciones de nuestro bagaje cultural. Hallar una “voz propia” no se trata de liberarse y purificarse de las palabras de otros sinode aceptarlas y acogerlas desde un filtro particular y reconocible, como sucede con todas las canciones de Shakira, que, aunque tomen elementos de todas partes son inconfundiblemente suyas. Las obras creativas son colchas de retazos, y el autor no es quien produce los pedazos de tela; es quien los escoge, es el hilo que los une.

@Catalinapordios