Del Ocio y la Lentitud…
Sin lugar a dudas, son varias las ventajas que tienen quienes después de muchos años de trabajo mantienen lúcidas sus mentes y clara su memoria, como resultado de los avances de la medicina y la sana alimentación.
No obstante estas personas son presionadas por colegas y familiares para que continúen trabajando como camellos por saecula saeculorum bajo la creencia de que si no lo hacen terminarán siendo víctimas de enfermedades depresivas y de pérdida de interés por la vida.
Contrario a esa forma de pensar, recientes investigaciones han determinado que el ocuparse en el trabajo permanentemente tiene efectos negativos sobre las personas, lo cual se traduce en el deterioro de la capacidad intelectual de los involuntariamente forzados “work-coholics”.
Debido a las cada vez más frecuentes enfermedades mentales ocasionadas por el exceso de trabajo, este tipo de inquietudes ha sido objeto de análisis por expertos en el comportamiento coincidiendo la mayoría que la falta de descanso y el acelere de la vida moderna es la principal causa de desbarajustes tanto físicos como cerebrales. En efecto, el reconocido investigador Karl Honore autor del tratado Elogio a la Lentitud considera que el vivir en una sociedad que le rinde culto a la velocidad del trabajo nos está empujando a un punto tal que tanto el cuerpo como la mente terminarán descontrolados sin saber para donde vamos. Resume Honore sus planteamientos, concluyendo que contrario a vivir aceleradamente, el actuar lentamente nos permite ser más creativos, tener mejor salud y poder disfrutar de la vida al desconectarnos del trabajo y dedicarnos a nuestros pasatiempos o simplemente al placer de no hacer nada.
Como el paradigma bíblico de que sólo vivimos para ganarnos el pan de cada día con el sudor de la frente está siendo revaluado por mal entendido, es pertinente también tener en cuenta las ideas esbozadas en el artículo de Semana, La Importancia de No Hacer Nada.
En él se expone que de acuerdo con recientes investigaciones el exceso de trabajo y de horas extras que exige la vida moderna, impide que nuestra mente pueda ejercer funciones que incentiven la creatividad y mejoras en productividad. En efecto, coincidiendo con lo expuesto por Honore, estudios de psicólogos y científicos de prestigiosos centros de investigación del comportamiento humano, concuerdan en que las personas que se mantienen permanentemente trabajando, porque los mensajes que reciben son siempre de “carácter urgente”, pierden su capacidad creativa al carecer de los ratos de ocio que la mente requiere para poder utilizar nuestra inteligencia.
Estos recientes análisis del comportamiento, desvirtúan la tradicional idea de que el ocio es la fuente de todos los vicios. Por el contrario demuestran que los más grandes avances de la humanidad han sido posibles por quienes permitieron que sus mentes deambularan sin control ya que esa es la base de la creatividad. De esa forma, los que hoy en día calificarían como “vagos” han sido los Arquímedes, Galileos, Newtons y Einsteins entre otros, personajes fundamentales en el desarrollo humano.
A pesar de eso, todavía hay muchos que aun creen que la vida es sólo para trabajar, trabajar y trabajar…
rofuenma@gmail.com
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