El cine coreano ocupa hoy día un lugar sobresaliente en prestigiosos festivales de cine. Lee Chang-dong obtuvo el León de Plata en Venecia en 2002, y el Gran Premio del Jurado en Cannes del mismo año fue para Park Chan-wook. El Oso de Plata en Berlín por mejor dirección en 2004 lo recibió Kim Ki-duk, así como el León de Oro en Venecia en 2012.

En el cine foro de la Cinemateca del Caribe habrá oportunidad de ver dos de estas producciones: Hierro (2004) de Kim Ki-duk, y Old Boy (2003), de Park Chan-Wook, que con géneros bien diferentes retratan aspectos particulares de la sociedad coreana, algunos de los cuales resultan muy universales.

En Hierro, un vagabundo bastante sui géneris irrumpe en casas de gente rica que encuentra desocupadas. Al tiempo que se proporciona una posada donde dormir cómodamente, se ocupa de mejorar todo aquello que está deteriorado o descuidado, hasta que en una ocasión, lo averiado es una mujer, víctima del maltrato de su marido.
Este incidente da origen a una extraña historia de amor, donde se confrontan dos estilos de vida diferentes cuyo medio de comunicación es el silencio, que resulta tan o más importante que la palabra. No es la primera película donde Kim Ki-duk da protagonismo al silencio y lo más atractivo e ilustrativo de la historia resulta ser la gestualidad.

Old Boy es una fábula de violencia que con el tiempo se ha convertido en un culto. Hace parte de lo que se conoce como la Trilogía de la Venganza de Park Chan-Wook, y tiene más admiradores que detractores, a pesar de la crudeza de sus escenas. No es casual que el año de su premiación en Cannes, el jefe del jurado fuese Quentin Tarantino.

Trata de un hombre de negocios misteriosamente privado de su libertad y recluido en una prisión privada donde su única compañía es un televisor y una imagen que semeja a Jesús. Trata, a punta de ejercicio físico, de mantener la cordura durante esta odisea de 15 años, hasta que un día se encuentra libre. Solo cinco días le son concedidos para descubrir la razón por la que fue secuestrado y quién es el responsable. Esta búsqueda genera una serie de actos de violencia difíciles de digerir pero representados con un excelente estilo visual.

Spike Lee trató, después de mucho tiempo de obsesión con la cinta, de hacer una nueva versión, que resultó fallida y muy atacada por la crítica por no lograr la ambientación que tiene la versión original.

En estas películas, a partir de historias sencillas, se plantean interrogantes complejos sobre temas como la libertad, el amor, el dolor y las emociones. ¿Quién resulta más libre, aquel que tiene tantos apartamentos de lujo y vive de visita en cada uno de ellos, o el que sin posada usufructúa de ellos? ¿Vive mejor quien se encuentra atado a bienes materiales o aquel que no tiene nada que perder? ¿Qué tan real es el amor que profesa un esposo que “por amor” golpea a su pareja? ¿Son el sometimiento y la sumisión expresiones de ese amor?