Credibilidad
El 2014 llega a su fin sin la armonía y la felicidad que deberían caracterizar esta época del año. Desde el terrorismo de los años 90 o la desilusión del Caguán no se sentía en el país tanta incertidumbre y desazón. En el rostro de todo ciudadano se dibuja la misma pregunta: ¿Hacia dónde vamos?
Colombia, que convive con permanentes crisis, está profundizando una que nunca había calado tan hondo: una crisis de credibilidad. No hay institución del sector público o privado que no esté en entredicho, y ninguna entidad es capaz de convocar a la nación alrededor de ningún tema, ni siquiera los más urgentes: paz, educación, justicia, salud, competitividad. Nos hemos resignado al escepticismo.
El problema, como tantas cosas, comienza desde arriba. El gobierno ha perdido credibilidad a punta de promesas rotas y de una reelección que dejó como única certeza que todo se vale con tal de conservar el poder. Son demasiados los compromisos incumplidos. El presidente afirmó que no habría más impuestos, y hoy somos uno de los países con más impuestos del mundo. La paz estaba “de un cacho” y hoy sabemos que nunca lo estuvo. Sabemos también que los acuerdos no serán refrendados por el pueblo, como se aseguró. Las famosas locomotoras del primer cuatrienio están herrumbrosas y olvidadas en las estaciones de las que nunca salieron. Entretanto, el secuestro del general Alzate y sus compañeros en el Chocó, que hubiera podido ser el momento de mayor firmeza del gobierno, lleva más dilaciones que el cuento del gallo capón: que los liberan cuanto antes, que no, que la semana que viene, que tan rápido no, que el sábado, que el sábado no, que el domingo.
El propio proceso de paz ha llevado a que ya no le creamos ni al lenguaje que hablamos, pues el discurso nacional se ha llenado de eufemismos. Hoy le decimos ‘retenciones’ a los secuestros, ‘dejación’ a la entrega de armas, ‘desescalamiento’ al cese al fuego y ‘justicia transicional’ al indulto. Todos términos tan recientes e inusuales que el corrector del computador, alertando sobre la comisión de un error, me rechazó tres de ellos.
Lo que debería preocupar al gobierno más que todo es que el descrédito se está extendiendo –justa o injustamente– a otras áreas de su gestión. Nos dicen que desmontarán tal tributo en tal año y desde ya suponemos que no será así. Hablan de superar la inequidad y nos preguntamos cómo van a hacerlo con una política fiscal que ahuyenta la inversión y el empleo. Anuncian que van a terminar una carretera y soltamos una carcajada. Entra en huelga el sector judicial y nos cuesta notar la diferencia entre eso y su funcionamiento habitual. Así, la crisis de credibilidad se va contagiando a todos los temas, hasta que el país queda con la sensación de estar viviendo un naufragio en cámara lenta.
Si algo necesita Colombia en este momento son actos que le ayuden a recuperar la fe. No basta con tapar la brecha de credibilidad con publicidad, como parece ser la estrategia: nunca antes habíamos tenido tantos comerciales institucionales exaltando la labor del gobierno, ni tan bien producidos. No, hay que animar al país con hechos sólidos, decididos, creíbles, que le ayuden a superar el periodo incierto que está atravesando.
@tways / ca@thierryw.net
Más Columnas de Opinión
Depresión hoy en día
Actualmente la depresión según la (OMS) es considerada la primera causa de discapacidad en el mundo. Cerca de 800.000 personas se suicidan anualmente.
La depresión, una afección mental debilitante que afecta a millones de personas en
Corte ratifica que consumo habitual de drogas es causal de divorcio
La Corte Constitucional recibió una demanda contra el Código Civil colombiano en la que se solicitaba eliminar la causal para el divorcio del consumo habitual de drogas con el argumento de que esto era parte del libre desarrollo de la personalid
García Márquez en Barranquilla
Memoria de sus llegadas y salidas, desde 1951 hasta nuestros días  
El desempleo
"Para la muestra un botón" dice el adagio popular... Enrique, amigo cordial de 60 años, ingeniero civil, habitante de estrato 4, nos relató hace unos días en un magnífico encuentro después de varios años que estaba desempleado hace dos año