Con el pie izquierdo
El gran miedo del Congreso a enfrentar un debate que le deben los políticos del país a Colombia mostró ayer su peor cara al votar negativamente por el debate de control sobre parapolítica al expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez.
Fue un acto de doble moral que Uribe aceptara la citación de Iván Cepeda, y tras bambalinas, ordenara a la bancada del Centro Democrático que votara negativamente ante esta iniciativa. Aunque no sea un secreto de Estado que los odios de Uribe y Cepeda trascienden a lo personal, la posible relación entre el expresidente y el paramilitarismo se ha manejado durante los últimos años como un tabú que le ha pasado una larga factura a la credibilidad de los políticos que lo han rodeado y a las instituciones que han tenido en su poder estas investigaciones.
Ha errado el senador Macías al decir que con esta citación se parte de una presunción de culpabilidad, pues si bien para Cepeda seguramente Uribe no es una perita en dulce, el Congreso es una institución esencialmente de control político y su deber es ejercer tal facultad sin importar de qué político o expresidente se trate.
Una negativa que no fue exclusiva del Centro Democrático solo demuestra un Congreso que se encuentra arrodillado en un gran porcentaje ante las peticiones e intereses de Uribe y sus amiguitos de extrema derecha, y que no tiene el coraje de afrontar una discusión que el país ha estado esperando con ansias.
Se equivocaron aquellos analistas que auguraban un Congreso desafiante y renovado, pues muy a pesar de la participación de figuras que con seguridad no tienen temor a abordar estos temas, se requiere una mayoría que apoye estas iniciativas y que hasta el día hoy no existe.
Colombia está enfrentando cambios importantes que se han dado a paso lento y que se han visto reflejados en el voto de un número significativo de ciudadanos apartados de las tradicionales maquinarias, por lo que sigue siendo inaudito y descarado que muchos parlamentarios trabajen en torno a sus intereses y vivan consumidos en sus miedos a tomar decisiones favorables para el país.
Ayer, cuando en el Honorable Congreso de la República votaban para hundir un debate que concierne a todo el país, algunos congresistas seguían preocupados y peleando qué Comisión les iban a asignar, no necesariamente por sus temas de interés y por sus destrezas particulares sobre temas precisos de la Nación, sino por el poder o el tiempo libre que van a tener durante este periodo que comienza.
Mientras el Congreso comienza con el pie izquierdo y paralelamente se conoce la noticia de que siguiendo con la infortunada tradición, un delfín será nombrado Ministro de Comercio, los niños en La Guajira padecen de hambre y en el Magdalena se pelean por una gota de agua.
@tatidangond
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