Competitiva y sostenible
Pensamos que frente al desarrollo acelerado de Barranquilla, su crecimiento urbano no imaginado hace unos lustros, su capacidad de reacción frente a coyunturas de ordenamiento y planificación, es imperante accionar los mecanismos oficiales y privados para conseguir que la ciudad sea competitiva y sostenible en el marco de un concepto de globalización dentro del progreso.
EI TLC con los Estados Unidos fue un dispositivo de arranque muy oportuno para estas evidencias. El desarrollo de nuevas industrias y con la llegada de cientos de firmas multinacionales se han disparado el empleo, la producción y al mismo tiempo el hacinamiento urbano. En la última mitad de siglo pasado la población urbana se duplicó: del 40% en 1950 al 78% en 2013. Esto, automáticamente oferta la otra cara del desarrollo por no alcanzar la ciudad a cubrir las necesidades imprevistas: el caos en la movilización, el desorden en el espacio público, el crecimiento del comercio informal, la inseguridad creciente a pesar de los esfuerzos para contrarrestarla.
No podemos ser ciegos ante estos retos urbanos y cuidado debemos tener de no llenarnos de arrogancia o falso orgullo por ver surgir de las entrañas de la tierra cada diez días enormes rascacielos. No; debemos seguir aterrizados y combatir lo negativo existente para prepararnos mejor para lo positivo que va llegando. Debe ser una obsesión mejorar la calidad de vida, la ambiental, la de algunos servicios públicos que aún no mejoran, y que se fortalezca la seguridad, el espacio público, los parques, vías adecuadas y eficientes servicios de transporte.
Debemos continuar en la identificación de áreas críticas, sin temores, sin vergüenzas. Solo puedes corregir lo que ya percibiste como incompleto o defectuoso. Debemos inventariar esas áreas penosas y seguirles al pie en su transformación. Cuando el BID seleccionó a Barranquilla y Findeter lo siguió, hace un año, como propicia para el desarrollo de estas iniciativas urbanas ya nos encontrábamos con un plan de acción definido para ser una ciudad sostenible y competitiva, con recursos aprobados de US$1.300 millones de dólares que serían invertidos en cuatro ejes fundamentales, el urbano en su ordenamiento; transporte y movilidad; ambiental, saneamiento y drenajes y economía social que incluye seguridad, convivencia y atención en salud.
Y allí estamos en la pelea, con un impulso vigoroso desde la Alcaldía Distrital, con un Concejo que cada día más advierte su dimensión histórica del momento y el apoyo ciudadano expresado en múltiples modelos, pero con el trasfondo siempre permanente de la honradez y la transparencia. De ahora en adelante busquemos los complementos, seamos más ambiciosos, sin descuidar lo deficiente que vamos arreglando y lo defectuoso que vamos corrigiendo. Sin soberbias, sin arrogancias.
Trabajemos en la ciudad verde, la que respeta su patrimonio, la urbe abierta al Río, la que permite crear en sus ciudadanos una percepción de seguridad, la ciudad equitativa y la incluyente. En fin, la ciudad que queremos, No importa que nos demoremos algo, pero que lleguemos.
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