¡Barranquilla, como duelen tus errores!
Se le contrita el corazón al barranquillero de verdad-verdad cuantas veces se detiene a observar cuantas veces se detiene por unos minutos al pasar por allí y ver la forma tan irresponsable como se desaprovecho al paso de los años los terrenos que fueron donados sin condición económica alguna para que nuestra ciudad hiciese allí lo que a bien tuviera. Y lo que a bien tuviera fue la construcción por las Empresas Públicas (la misma que fuera la primera en construirse a lo largo, ancho y poblado del territorio colombiano, así como los personeros de las mas importantes ciudades de Colombia que vinieron a Barranquilla para copiar el sistema que tantos beneficios ya había comenzado a verter sobre nuestra amada ciudad.
Es increíble que unos terrenos tan excelentemente situados en el norte de la ciudad no se hubiera aprovechado por ninguno de los alcaldes que pasaron por la primera poltrona política de Barranquilla, de 1.930 hasta “el otro día”, ni por entidades aparentemente cívicas, ni por parte del cabildo en sus distintos períodos; en fin, por parte de nadie – para decir una barbaridad – fueron utilizados en ningún momento de la vida barranquillera.
Miren no mas que ni siquiera con la designación de Barranquilla para sede de los V Juegos Centroamericanos y del Caribe, a nadie se le ocurrió que nada mas indicado que utilizarlos para dotar a la ciudad de las mas necesarias instalaciones (piscinas olímpicas, hecha después donde nunca debió haberse escogido lugarejo tan apetitoso para que Barranquilla se luciera, a cambio del papelazo que tuvo que cumplir a última hora y en un “pisa y corre” que daban ganas de llorar, por haber designado un grupo de caballeros que durmieron el sueño de San Juan y cuando ya casi todo estaba perdido, renunciaron y se fueron.
Esos terrenos ideales para el deportivismo, luego fueron entregados por los generosos concejales (regalando lo que no era de ellos), como regalaron los terrenos que le dio la nación y que luego se volvió fuente de bandalaje. Y como si la “regaladera” fue cosa de poca monta, otro cabildo de la misma calaña, le regaló al tránsito departamental los terrenos del municipio donde opero en alquiler por tantos años Parrish y Cía. Donde este columnista luchó para que allí se hiciera el estadio, pero se impusieron los que tienen por norma que “regalado hasta un purgante de sal de Glober”. Que talito, Pascualito?
Ya no podemos seguir, pero ni falta hace, que con lo que hemos contado basta y sobra, Pascualito….
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