El Heraldo

¡Ayúdenme, por favor!

Hey. Debo decir algo. A todos. Es incómodo. Es necesario hacer algo al respecto. Se trata del empeoramiento mental de mucha gente en esta ciudad, en especial los jóvenes, que los lleva al precipicio desesperado de atentar contra su vida. Soy llamado a la urgencia con inusitada frecuencia a atender personas entre 8 y 70 años con ideas o intentos suicidas, la franja más amplia está entre 12 y 30 años. La proporción entre la idea y el acto está 60% - 40%. En la consulta externa se repiten las cifras y aquí es claro el predominio en los jóvenes. En la consulta particular es más frecuente la idea de hacerse daño, pero también los hay quienes lo han intentado, la edad es indiferente. Los métodos más usados son las pastillas, los venenos, la automutilación y hasta el ahorcamiento.

Debo reconocer que es un trabajo agotador porque la estadística es abrumadora. No es fácil atender una detrás de otra a 3 personas de edades diferentes hablando de su muerte e intentar convencerlas de lo contrario, sobre todo porque las razones de cada uno son distintas y el mismo discurso no es válido para todos los casos. Es como escribir a 4 manos un libreto que debe tener un buen final o que, por lo menos, asegure la vida del paciente, todo en una consulta.

Los psiquiatras, por ser médicos, tenemos la posibilidad de discernir entre posibles causas que lleven al individuo a un intento autolítico. Las expongo para que empiecen a ayudarme entendiendo de qué se trata. Lo que subyace en la mayoría de los casos es una depresión, la cual tiene muchos orígenes. Una enfermedad sistémica como el hipotiroidismo que, por sí misma, produce depresión. Un trastorno psiquiátrico como la bipolaridad en su fase depresiva. Un trastorno psicótico con alucinaciones auditivas en las cuales la persona escucha voces que le dicen que se mate. Un trastorno neurológico que afecte la capacidad de juicio y raciocinio con obnubilación de la consciencia. Si no se trata de ninguna de las anteriores, entonces la persona tiene un serio problema emocional que lo tiene en el borde del salto al vacío.

Este es el punto en que necesito que me ayuden. Toda la ideación o los intentos suicidas originados en las condiciones mencionadas son asunto de los psiquiatras que resolvemos como médicos, las que dependen de factores emocionales pueden prevenirse desde la familia. En el mayor porcentaje de casos lo que he encontrado a nivel emocional es un tremendo rollo que tiene que ver con el amor y su contrario dialéctico, el desamor. Hay un larguísimo común denominador en este sentido. Hay una sensación de búsqueda angustiosa de eso que llaman amor que no se tiene claro porque las señales de los afectos al interior de la familia son confusos. Lo otro es una sensación de desesperanza al no encontrar interlocutor para hablar de sus necesidades de amor. Vale decir, el vacío total, donde se originan las ideas nihilistas que tiene como punto final dejar de existir.

Hay muchas maneras de ayudar en casa a enfrentar el monstruo de la depresión y su idea de acabar con la vida de las personas. Será en próximo escrito porque no alcanza el espacio. Mientras tanto, preocupémonos, algo está pasando en Ciudad Bacana.

haroldomartinez@hotmail.com

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