Alex, detallista
Los detalles, las mujeres amamos los detalles. Y no hablo de innatas inclinaciones que nos hacen figurar como seres insaciables de atenciones y de obsequios, sino de la posibilidad de concentrarnos en lo que está fuera de foco, de la habilidad de meter el ojo donde no lo meten otros, la destreza para advertir peculiaridades y poder reflexionar acerca de ellas, la facultad para fragmentar lo que se muestra como un todo inasequible y la agudeza para buscar en los pormenores la esencia de ciertas cosas. La mirada, a las mujeres, nos lleva instintivamente a detectar lo que ocurre en esos planos paralelos que parecieran vedados a los hombres, a menos que se trate de los valientes que se atreven a explorar sus componentes femeninos. Son territorios plagados de minucias trascendentales y grandezas intrascendentes, detalles que el arte de gobernar debería considerar herramientas de interés fundamental.
Al alcalde Alejandro Char, por méritos y por cuna, le ha tocado administrar la nueva Barranquilla, la ciudad que –contrariando el convencimiento que reinaba en el país de su perpetua incompetencia producto de las mangualas politiqueras que la sumieron en la inopia– hoy pretende reivindicar, no solo su pisoteada reputación, sino dinamizar el progreso de toda la Región Caribe.
Parece que empezamos a remontar los tiempos de las obritas deleznables en los que el concepto de desarrollo de lo público estaba subordinado a la avaricia de los bolsillos particulares. Es claro que aún nos faltan años luz para hablar de obras monumentales, sin embargo, revisando ese pasado apocalíptico, las que hoy comienzan a ejecutarse y que otrora parecieran los trastornos de un Quijote delirante, dan fe de que las cosas pueden ser distintas. Proyectos como La Loma, el Centro de Convenciones, la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, la integración de los puertos del Caribe colombiano, la modernización del Ernesto Cortissoz, la propuesta que integra la Avenida del Río con 35 hectáreas de parque del antiguo Batallón Paraíso y el nuevo puente Pumarejo cambiarán el rostro de la ciudad.
Grandes obras son las que propone el ambicioso Plan de Desarrollo 2016-2019, y todo indica que el Gobierno distrital está decidido a dejar atrás la era de la mediocridad para apostarle a la competitividad; pero, alcalde, es imperioso que no olvide los detalles. Nos urge el Álex detallista, el que pueda meter el ojo donde no lo meten otros y, además, tome medidas inmediatas. Ahí están, como si nada, los escombros, la ‘pajarita’, los carteles en los muros y en los postes (increíble que no se aplique una sanción al político que estampó el lema de su campaña en amarillo fosforescente sobre toda la ciudad). Ahí siguen las telarañas de cables, los andenes obstruidos, las ventas estacionarias. Detallitos que demandan un alcalde detallista, y marcan grandes diferencias.
berthicaramos@mail.com
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