El Heraldo
Según la oficina de Gestión de Riesgo del Cesar, el Rio Guatapurí es uno de los afluentes en alerta por crecientes súbitas. EL HERALDO
Cesar

Crece el río Guatapurí y no hay organismos de Socorro

Los vendedores exigen mayor presencia de las autoridades.

Sillas de colores, troncos arrastrados por el agua y bañistas saliendo despavoridos fue la escena que presenciaron cientos de personas que el pasado domingo disfrutaban del cierre del Festival Vallenato a orillas del río Guatapurí en Valledupar.

El angustioso momento lo relató Héctor Escorcia, trabajador desde hace 14 años de uno de los negocios comerciales, situado en el balneario Hurtado y quien contó que una creciente súbita fue la causante de la emergencia que por fortuna no dejó afectados. 

Pese a que la oficina de Gestión del Riesgo del Cesar, declaró la alerta naranja en Valledupar por el incremento de las lluvias y emitió circulares de alarma ante el Consejo Municipal de Gestión del Riesgo, vendedores y asiduos visitantes al popular Hurtado aseguran que desde el pasado domingo, que ocurrió la primera creciente súbita, no han visto organismos de socorro, ni policías rondando en la zona. 

Al respecto, el asesor jurídico de la oficina de gestión de riesgos y desastres de Valledupar, Andrés Márquez,  explicó a AL DÍA que aunque la presencia de los uniformados no es permanente, Policía y organismos de socorro han hecho monitoreos parciales a lo largo del afluente. Agregó que desde que reciben la alerta de lluvias por parte de los inspectores en las cabeceras del norte, son dos horas que tiene la ciudad para prepararse ante una posible avalancha o creciente súbita, tiempo suficiente para declarar la emergencia. 

Lo más preocupante es que hasta hoy y después de cuatro días de la primera señal de alarma en el balneario es que se activará de manera telefónica la primera reunión del Consejo de Manejo de Desastres y de la que se espera asistan representantes de la Defensa Civil, Cruz Roja, Cuerpo de Bomberos, Policía y las secretarías municipales de planeación, obras públicas y salud. 

"En todo el tiempo que tengo  trabajando aquí no he recibido la primera clase ante casos de avalancha. Nosotros mismos somos los que prevenimos y ayudamos cuando hay alertas", afirmó Escorcia, quien recordó la emergencia que se presentó un 8 de diciembre en 2011.

“La gente exagera”
El jefe de la oficina de gestión de riesgo del Cesar, Juan Felipe Bermúdez, sostuvo que "los ríos expuestos a posibles crecientes súbitas son el Guatapurí y San Sebastián, que vienen de la Sierra Nevada de Santa Marta. Ya emitimos circulares de alerta en todo el Cesar. Valledupar y Pueblo Bello están en alerta Naranja", sostuvo, el funcionario quien añadió que en los municipios restantes del departamento ya se encendieron las medidas preventivas y se decretó alerta amarilla.

Pero para algunos, la situación no es tan preocupante como la anuncian las entidades encargadas de velar por la prevención y atención de desastres.

Jorge Luis Luquez, quien lleva 26 años trabajando en el balneario, es de los que cree que la gente exagera ante la creciente del río guatapurí. "Como venimos de una sequía tan grande, los que vienen ven un poquito más de agua y se asustan", recalcó.

Por su parte, Abraham Hormaza Soto, presidente de la Asociación de Comerciantes del balneario Hurtado, considera que los organismos de socorros en vez de anunciar las alarmas en los distintos medios de comunicación, deberían hacer más presencia en el sector, en especial los fines de semana.

Uno de los sitios obligados de Carlos Ortiz, cada vez que llega desde La Loma a Valledupar, es visitar el río Guatapurí. Sentado en una silla, a pocos metros del caudal, asegura que no siente temor ante una creciente debido a que desde muy joven logró identificar el peligro por el cambio del color del afluente y por el sonido. Sin embargo añade que como turista frecuente le gustaría encontrar personal dispuesto ante una emergencia. 

“Las tragedias son predecibles”
Para el escritor y ambientalista Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa la experiencia ha demostrado que la mayoría de accidentes en el río son producto de la imprudencia de las personas, ya que muchos creen que con saber nadar es suficiente al retar la fuerza de las aguas y el peligro de las rocas. "No es suficiente saber nadar porque este río tiene un gran declive y además es pedregoso", resaltó el experto.

Otro de los riesgos a los que se exponen los bañistas, según Gutiérrez, es que cada vez que el río crece, el agua se torna más fría y por ende, es más fácil que una persona sufra de un calambre cuando esté en una zona profunda y eso le cueste la vida al no poder salir a la superficie. 

El académico recuerda que hace menos de veinte años, en temporadas de lluvias, las cifras de ahogados alcanzaban las 16 víctimas y la agresividad del río era de mayor intensidad. "La mejor estrategia que puede usar cada persona es no cometer actos de irresponsabilidad, ni lanzarse a nadar en un río crecido", aconsejó el también historiador y filósofo.

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