El Heraldo
El alcalde de Cartagena, Manuel Vicente Duque, junto a su homólogo barranquillero, Alejandro Char.
Sociales

Las ocurrencias del alcalde Manolo Duque en Cartagena

Las frases particulares del burgomaestre cartagenero para responder a los interrogantes de la prensa lo han convertido en una celebridad.

Cuando en septiembre de 2015 un periodista llamó a su celular al entonces candidato a la Alcaldía de Cartagena Manuel Vicente Duque, conocido por todos como Manolo, para preguntarle sobre su futuro incierto en la contienda electoral que se definía en octubre de ese año, este le contestó: “No sé, en este momento estoy en tres y dos”.

Para entonces la candidatura de Duque había quedado por fuera del debate por orden de la Registraduría que determinó que su movimiento Primero la gente no había alcanzado el tope de firmas exigido por la ley electoral para poder participar en las elecciones.

Aquello fue como un balde de agua fría para su campaña que se había trepado en las encuestas y empezaba a destronar al gran favorito de la clase política, el candidato conservador Quinto Guerra Varela, un exconcejal que había construido un imperio proselitista que parecía indestronable.

Sin embargo, el equipo de abogados de Duque emprendió una cruzada de recursos en los tribunales de justicia ante la misma organización electoral para defender la inscripción de su candidato mediante firmas. Primero la gente había recolectado unas 160.000 firmas y la Registraduría le anuló más de 120.000. Con ello, quedaba sin piso su inscripción.  

La respuesta de Manolo Duque al periodista que lo llamó quizá retrataba de cuerpo entero lo que iba a ser su forma de expresarse en adelante, ejerciendo el gobierno que al fin alcanzaría.

Cuando le respondió a su colega que estaba “en tres y dos” se refería a un término beisbolero que define la situación crítica que afrontan los peloteros en la caja de bateo con un conteo de lanzamientos de su contrario de dos strikes y tres bolas.

Estrategia Popular 

Finalmente se logró lo que parecía imposible. Que la inscripción de Duque se avalara, tras una serie de diligencias legales que dio su fruto. La situación terminó favoreciendo ante la opinión al periodista Manolo, quien supo encauzar con éxito la adversidad temporal hacia sus propósitos políticos.

Y lo logró con la ayuda de una expresión extraída de la jerga popular, de esas que nacen en las barriadas champeteras de los barrios Olaya Herrera y El Pozón, a orillas de la ciénaga de La Virgen, y que se propagó de manera increíble por toda la ciudad: “Manolo va”.

Entonces la campaña contrató con las emisoras para difundir mensajes políticos que no desanimaran a sus seguidores. El “Manolo va” fue el más efectivo.

Así el experiodista de un noticiero popular de gran sintonía, en octubre del 2015, logró triunfar en las urnas sin objeciones. Una vez tuvo la credencial en sus manos dijo a sus colegas y a la gente que no quería que le dijeran Manuel Vicente, que él seguía siendo Manolo y que no se iba a mudar de su casa de clase media, del barrio Blas de Lezo, en la ciudad extramuros.

Por seguridad, la Policía le recomendó que se mudara. Entonces le consiguieron un apartamento en Manga, sin embargo, dicen sus asesores más cercanos que duerme de lunes a viernes en Blas de Lezo y los fines de semana se va a Manga.

Expresiones sorpresivas

Así como no ha querido desprenderse de la casa y la cama en la que ha vivido y dormido toda su vida, Duque tampoco se ha separado de su particular forma de hablar, que contiene muchos términos de barriadas. Ni ante el mismísimo presidente de la República, Juan Manuel Santos, se ha cohibido.

Una de estas salidas, que causaron sorpresa, fue cuando, ante el Jefe de Estado, para mostrarle la gran acogida del sistema de transporte masivo de pasajeros, le dijo: “Presidente, lo que pasa es que Transcaribe está pegao”. Sus palabras hicieron sonreír a Santos.

Pero el primer gran impacto que se regó por las redes y que fue objeto de bromas mediante memes y de algunos sectores de la prensa, fue la vez que increpó a uno de sus seguidores, que en una visita a una comunidad, se le estampilló en la pierna para pedirle un favor. Duque perdió el control y le respondió sin darse cuenta que le estaban grabando. Le dijo a la persona que le seguía: “Papi, deja de montármela, ya quédate quieto. Ya te hablé, ya te hablé...”.

Después del escándalo que se armó con esta respuesta particular de Duque, a la que muchos de sus opositores le sacaron provecho para enlodar su imagen diciendo que de esta forma trataba el Alcalde a su gente, sus salidas, contrariado o tranquilo, no han parado.

Respuesta Histórica

Algunos periodistas recuerdan la risa que les provocó cuando el mandatario de los cartageneros salió de una velada con la actriz Susan Sarandon, que fue la invitada especial del Festival de Cine de Cartagena. Un comunicador le preguntó al Alcalde sobre cómo había estado la reunión con la celebridad estadounidense, a la que le entregó las llaves de la ciudad, y este le respondió: “Todo bien, te digo que la veterana está en sus papeles”.

Pero no solo ha sido ante sus colegas que Duque ha tenido comentarios que llaman la atención por su forma de decirlos. En la reciente cumbre de la Región Caribe, organizada por la Andi, en un salón del Centro de Convenciones de Getsemaní, en el desarrollo de un conversatorio con los otros alcaldes, le dijo a Alex Char, en términos amigables, y para referirse a la cercanía de las dos ciudades, que Barranquilla ya era “un barrio de Cartagena” y que estaba a unos 50 minutos desde esta capital. El auditorio estalló en risas y el alcalde Char en respuesta, le dijo: “Vea pues, ya me salió nuevo jefe”. Después, sonriendo los dos, se estrecharon las manos.

La más reciente expresión de Duque tiene que ver con unas declaraciones que le dio al canal local de televisión CNC Cartagena, cuando uno de sus reporteros le preguntó sobre el desorden que se denunciaba en las plazas del centro histórico de la ciudad. El Alcalde, investido de toda la seriedad del caso, respondió que ya le había dado orden a su secretario del Interior para que controlara los permisos para eventos en estos sitios emblemáticos, porque él, como primera autoridad del Distrito, no iba a permitir “que se siga con este perrateo (caos)”.

¿Qué piensan de esto? 

Para el exdirector de la Escuela de Gobierno del Distrito Bernardo Romero, quien en su paso por esa dependencia creó el Decálogo ético del buen ciudadano cartagenero, y promovió la cultura ciudadana y la formación de dirigentes cívicos jóvenes para Cartagena, la terminología de Duque no tiene importancia “siempre y cuando se tenga consistencia, fondo y contenido”, de lo que se quiere expresar. Agrega que su forma de hablar es válida si a través de este vocabulario lleva un mensaje con bases.

Sin embargo, aclara que el Alcalde debe tener en cuenta que representa a una ciudad y que él como mandatario debe saber cuándo utilizar estos términos populares y sobre todo “medir el auditorio” que le está escuchando.

La dirigente gremial Mónica Fadul, directora Ejecutiva de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco capítulo Cartagena, reconoce que Duque “es genuino en su actuar y hablar”.

Y que sabe que “hay expresiones del argot popular, y por ende activas en el habla cotidiana, muy caribes y de las cuales echa mano, que tienen bella sonoridad y además la capacidad de entregar el mensaje a determinados destinatarios”.

Aclara que es comprensible que a todos no les agrade el estilo “y que inclusive haya espacios y contextos donde no sea ideal su despliegue”.

Entretanto, el concejal Antonio Salim Guerra sostiene que el Alcalde viene de sectores populares y utiliza vocablos y palabras de las comunidades. “Ahora, como mandatario tiene ungran reto porque precisamente son esas mismas comunidades las que requieren de una atención pronta y que no dan espera”.

El también concejal César Pión considera que el lenguaje hace parte de la forma de ser de la persona. “Cada quien tiene un estilo, pero lo importante de un gobernante es mantener una visión clara de las políticas públicas y corresponder al pueblo con hechos”.

Agrega que no se le puede pedir a Duque que cambie, pero que sí sepa “manejar bien los conceptos, situaciones y escenarios”.

Así pues, Manuel Vicente Duque, el mismo Manolo de los “eso va”, “pórtate fino” y “está pegao”, ha demostrado que para hablar en los barrios y ante los reyes y presidentes seguirá siendo genio y figura hasta la sepultura.

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