El Heraldo
Los particulares han armado cambuches a lo largo de 300 hectáreas de la ciénaga. Wilfred Arias
Bolívar

Con lotes invaden 300 hectáreas de La Boquilla

Unas 150 familias se han tomado zona de mangles en Ciénaga de La Virgen.

El ambiente es hostil en los manglares invadidos de la margen derecha de la vía al mar, en el corregimiento costero de La Boquilla. Al momento de ver a un extraño merodeando por la zona, sus habitantes se alertan. Son supremamente desconfiados.

En esta orilla de la ciénaga de La Virgen, el cuerpo de agua más grande de Cartagena, se produjo, en un lapso de 20 años, una ocupación de este ecosistema protegido. Familias que dicen no tener un techo dónde vivir han talado y rellenado el manglar para construir precarias casas.

No se sabe a ciencia cierta cuántas familias habitan esta zona de baja mar, que es un bien de la Nación. De acuerdo con los estimativos oficiales, entre 100 y 150 familias habitan en el área.

La alcaldesa de la Localidad 2, de la Virgen y Turística, Heidy Villarreal, encargada del territorio, dice que trató de realizar un censo para establecer el número exacto de habitantes en la zona invadida, pero le fue imposible. En medio de la falta de autoridad allí existente, admite que a sus funcionarios les impidieron hacerlo. Señala que algunos invasores profirieron “amenazas y agresiones verbales”.

300 HECTAREAS

John Jairo Ortega, uno de los líderes de esta zona, sostiene que creó una corporación para defender los derechos de quienes, asegura, son nativos y poseedores de estas tierras.

Con EL HERALDO se mostró reticente. Asegura que para cuestionar su proceder primero había que investigar la razón por la que un hotel cinco estrellas había construido un centro de convenciones en esa misma margen. Y se negó a suministrar información.

De acuerdo con cálculos que hacen diferentes entidades, estas invasiones han significado la pérdida de unas 300 hectáreas a la ciénaga de La Virgen. La alcaldesa Villarreal revela que “con frecuencia” recibe denuncias, soportadas con fotos, de quemas entre los manglares, áreas  que después son rellenadas.

El abogado y ambientalista Rafael Vergara Navarro, ex director del Ente Público Ambiental y quien emprendió muchas batallas para frenar la depredación de la zona natural protegida, acusa a la Fiscalía General, a la Capitanía de Puerto y al Distrito de Cartagena de ser como la canción de Shakira: “ciegos, sordos y mudos, ante la invasión progresiva de los manglares”.

La ‘urbanización’ de este sistema natural de protección costera ha sucedido, según Vergara, “en las narices de todo el mundo”; enfatiza que lo que hay ahora lo seguirá habiendo, porque el robo de la ciénaga y la destrucción de los manglares continua, “es una invasión infame”.

RIESGOS PERMANENTES

Vergara afirma que donde levantan casitas de madera y rellenan con escombros procedentes de las viviendas que tumban en la zona turística para levantar edificios, es un “suelo de alto riesgo”, porque es bajamar, y advierte que “en cualquier momento puede ocurrir una tragedia”, como la que pasó en Antioquia, con la avalancha en Salgar.

Señala que uno de los argumentos de los invasores es que se metieron entre los mangles una vez el hotel Las Américas construyó en la misma margen su centro de convenciones. Dice que la Dimar “lleva siete años investigando este caso” y aún “no decide” el tema del hotel. Las Américas, entretanto, ha asegurado que tiene documentos legales que demuestran la propiedad de estas áreas. Incluso, fue Álvaro Uribe Vélez, cuando era presidente, quien inauguró la obra hotelera.

NO SALDRÁN

La fiscal del Consejo Comunitario de La Boquilla, Heidy Velásquez, considera que el de la margen derecha de la ciénaga es un “problema complejo y difícil de resolver”, y expresa que la entidad que ella integra “vela por el bienestar” de los nativos que se encuentran en ella.

Sin embargo, el asunto va más allá de las necesidades que padecen hombres, mujeres y niños que aseguran se apropiaron de un área prohibida por falta de un techo para vivir.

Los invasores del manglar hace un año bloquearon la vía al mar para exigirles a los gobiernos Nacional y Distrito y al consorcio que opera la carretera que se sentaran a negociar con ellos y que aceptaran sus condiciones. Ellos saben bien que el área que ocupan es fundamental para la construcción de la doble calzada que une a Cartagena con Barranquilla.

Los boquilleros exigieron unos pagos por hectárea que el consorcio Vía al Mar dijo no estar dispuesto a aceptar.

Los nativos se niegan a recibir casas de interés social en otros sectores de la ciudad, como les ha propuesto el Distrito, porque, aseguran, son “dueños de la tierra y no se van a dejar echar por cualquier cosa”.

La alcaldesa Villarreal insiste en que justamente el censo que ha intentado realizar es para conocer el número de familias a las que incluirán en un plan de reubicación.

NADA HAN HECHO

Mientras esto sucede, saltan a la vista de los viajeros las casas de madera y los rellenos en el manglar. Quienes conocen el área dicen que adentro hay más construcciones artesanales, porquerizas y criaderos de peces. Muchas viviendas cuentan con servicio de energía.

La Dimar hace dos años tenía reportados 18 casos de invasión en la ciénaga de La Virgen y 19 en La Boquilla y reconoce la complejidad de la situación. En 2010, en un informe de auditoría, la Contraloría Distrital advirtió que el impacto ambiental era “severo y agresivo contra los recursos agua, suelo, paisaje, flora, fauna y socioeconómicos”.

Tras largos 20 años, en esta zona de Cartagena las invasiones y destrucción del ecosistema no han tenido ni tiene un freno verdadero.

Al respecto, el ambientalista Rafael Vergara sentencia: “La gente sigue rellenando los mangles de la ciénaga de La Virgen porque no hay Gobierno. Aquí el Gobierno lo ejerce quien viola la ley”.

Minambiente negó compensación     

En su columna de ayer “Veda a una doble calzada”, el abogado y columnista César Lorduy se refiere a que para ejecutar la doble calzada Barranquilla-Cartagena, en el paso por la Ciénaga de la Virgen y La Boquilla, el concesionario pidió sembrar 17.060 mangles en 21 hectáreas, en compensación por la afectación de 1.706 árboles. El Minambiente negó el permiso argumentando que en el sector que serán construidos los viaductos existe una población de mangles Prieto, Colorado, Zaragoza y Bobo que sería afectada.

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