El Heraldo
Los fieles rodearon ayer el altar a fin de orar para que sea levantada la orden judicial. Javier García
Bolívar

Devotos de Virgen y dueños de una bodega, en disputa por calle

Fieles se oponen porque allí montaron un altar a la Virgen.

Un altar en honor a la Virgen del Carmen construido desde hace diez años por feligreses de la parroquia San Antonio de Padua, en la calle 21 de este barrio del sur de la ciudad, desató un pleito jurídico entre los fieles y el dueño de una bodega de la zona que argumenta que se está utilizando el espacio público.

Los devotos aseguran que la zona en la que fue levantado el altar se constituyó durante muchos años un basurero “sin dolientes”. Inclusive, según la comunidad, el lugar servía de asiento a muchas parejas que sostenían relaciones sexuales al aire libre.

Orden judicial

Los fieles se niegan a que el altar, construido en cemento y que además tiene una jardinera y una rejilla protectora, sea retirado para que puedan salir vehículos de la bodega.

La mañana de ayer, tras conocerse una orden judicial que solicita la recuperación del espacio público, la comunidad se reunió en el altar para celebrar una misa para pedir que sea frenada la diligencia.

Desde las 6 a.m. liderados por el párroco Alberto Rúa, los fieles entonaron cánticos litúrgicos y mostraron carteles de rechazo.

El padre Rúa, quien ha sido respaldado por fieles del barrio Alto Bosque y zonas aledañas, explicó que ha intentado conciliar con los propietarios del depósito para que sea instalada una salida de emergencia a la bodega, sin que sea retirado el altar de la Virgen. Sin embargo, dijo que su petición no ha sido respaldada.

“Si la bodega necesita una puerta de emergencia, que es lo que están reclamando, tienen derecho a hacerlo. Sin embargo, lo que hemos sugerido es que se haga recortando la mitad del parque, sin que sea necesario trasladar el altar de la Virgen. Siempre hemos estado dispuestos a conciliar”, dijo el párroco.

El altar fue construido con dineros recaudados por los feligreses, y es utilizado en fechas especiales, como la Semana Santa. También se realizan eucaristías y actividades para los niños.

Según Miguel Ángel Taján De Ávila, apoderado de Nemesio Morad, quien es propietario de la bodega, el pleito jurídico se inició desde el año 2013, cuando el párroco actual aún no había sido asignado a la iglesia San Antonio de Padua.

“Desde el año 2013, cuando estaba otro párroco, mi cliente propuso el traslado de la Virgen hacia el lugar que los feligreses consideraran conveniente, y se costeaban todos los gastos. Sin embargo, no se ha llegado a ningún acuerdo desde ese entonces”, dijo Taján.

Según el apoderado del dueño de la bodega, “el altar está ubicado en espacio público e impide el libre ejercicio de la propiedad privada”.

Dijo que no es posible darle fallo a la restitución del espacio público si no se traslada la virgen, aunque se reduzca el lugar a la mitad, como ha sido sugerido por el párroco.
 

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