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Los odios y amores de los tuiteros

En las últimas semanas esta plataforma social se ha convertido en una coladera de opiniones disparadas enérgicamente segundo a segundo.

El tema de las elecciones, los debates presidenciales, la tragedia de los niños de Fundación, la octava estrella fantasma del Junior de Barranquilla, el escándalo del hacker, el asesinato de 'Calidoso', #MePrendoComoNiñoenBus, han sido algunas de las tendencias nacionales que se han movido como pan caliente en la red social.

Ha sido una cadena de emociones coyunturales y efervescentes unidas por desacuerdos y pluralidad de opiniones. Lo dicho, En Twitter o la gente saca lo peor de sí, o se desahoga deliberadamente sin medir los límites. No es un efecto causado en sí por las redes sociales, sino por la misma actualidad y los hechos que la rodean, donde a partir del inconformismo o júbilo de los usuarios se mezclan en cadena argumentos, discusiones y debates en torno a lo que les disgusta e interesa.

Pero así como es un espacio en el que convergen ciudadanía, gobernantes, instituciones, medios de comunicación y sociedad en general, también termina siendo una plataforma en la que el anonimato, la suplantación de identidad, las verdades a medias, amenazas y ciberacoso se empiezan develar peligrosamente. Una cosa es que un usuario despotrique en contra del sistema, se queje de la inseguridad de la ciudad, maldiga a los políticos o lance acusaciones basadas en la rabia del momento, pero otra muy distinta es cuando una ‘simple’ broma termina desestabilizando la seguridad nacional. 

El pasado 13 de abril, el trino de una adolescente de 14 años prendió la alertas de la Policía de Rotterdam, cuando tuiteó "@AmericanAir Hola, mi nombre es Ibrahim y soy de Afganistán. Soy parte de Al Qaeda y el primero de junio voy a hacer algo realmente grande, adiós". Lo que parecía un juego de niños, terminó en un tremendo susto para la menor de edad.

El Community Manager de American Airlines respondió casi de inmediato: "@queendemetriax_ Sarah, nosotros tomamos estas amenazas como algo muy serio. Tu dirección IP y detalles serán enviados a seguridad y al FBI". A causa de este incidente, Twitter le cerró la cuenta a Sarah y fue detenida por las autoridades de Rotterdam un día después.

Aunque la adolescente se retractó cuando vio el trino de la aerolínea, alegando que todo había sido una broma, el ‘jueguito’ le salió caro. En respuesta a la situación y como una muestra de solidaridad a Sarah, varios tuiteros empezaron a postear trinos sobre supuestos ataques terroristas. 

Twitter o cualquier otra red social ya no solo funcionan como medios para mover a las masas o a la opinión pública; hoy los usuarios también son capaces de producir y viralizar tendencias y contenidos a partir de la interacción que se genere en la comunidad. Desde noticias o amenazas falsas, hasta la agitación online que producen las tragedias, los dramas y la cotidianidad.  Lo irónico, es cuando estas últimas se quedan solo en trinos, y no se traducen en acciones colectivas.

 

Eliana Álvarez Ríos
Coordinadora de Contenidos Web
Colombia Digital

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