Blogs

En mi época las cosas eran distintas

Sea para bien o para mal, cada ser humano evoluciona a medida que crece. Cambiamos nuestros gustos, nuestros intereses, incluso la forma en que pensamos sobre diferentes temas. Por eso, cuando miro al pasado y veo recuerdos malos o equivocaciones asumo que quien lo realizó fue otro Efraín: el Efraín del pasado (¡Nojoda! ¿Quién era ese man Aristóteles comparado conmigo?).

Cada etapa que quemamos va acompañada de cambios característicos. Cuando entramos a primaria, llamamos a los de kínder bebés y nos sentimos grandes porque nos empiezan a dar plata para la merienda en vez de lonchera. Cuando entramos a bachillerato, nos sentimos los chachos de la película y empezamos a descubrir nuestra sexualidad. Cuando entramos a la universidad, creemos que ya somos independientes, así la mayoría siga viviendo donde los papás, porque podemos salir con más libertad a rumbear.

Pero, ¿qué pasa cuando ya vivimos solos, somos profesionales y nos dedicamos a trabajar? (Establezcamos un rango de edad de finales de los veinte e inicios de los treinta). En este momento de nuestras vidas nos sentimos más jóvenes que nunca, con un mundo por delante, descubrimos (o queremos pensar) que la vida de verdad apenas empieza. Así que, ¿en qué momento empezamos a cambiar y volvernos viejos? Aquí les dejo algunos tips que les pueden servir:

1. Revisa los recibos de los servicios públicos y se alegra al descubrir que disminuyó los kilowatts de consumo de la luz con respecto al mes anterior.

2. Antes de hacer mercado, no sólo hace una lista sino que también sabe qué marca de leche es más barata o en qué supermercado encuentra el papel higiénico “bastante económico”. Haga el ejercicio y cuando vaya a hacer el mercado, fíjese en la gente de edad que revisa, antes que la marca del producto, el precio por unidad que aparece abajito del precio.

3. Se empieza a preocupar por su salud: come más ensaladas que de costumbre, reduce el consumo de hamburguesas porque le hacen daño al colon, procura comprar avenas o productos light (¡e incluso le saben mejor que los tradicionales!), se va con la novia/prometida/esposa a caminar en el parque por recomendación del doctor.

4. Alguno de sus amigos dice “marica, tengo un dolor en la espalda desde hace como dos días” y usted, sin pensarlo, responde “aplícate XXX crema cada 4 horas y tómate dos pastillas de YYY de 300 mg cada 8 horas… ¡eso es efectivo!”.

5. Mientras está en la fila del banco, se voltea para hablar con la persona que tiene detrás y empieza con la frase “ayyy, en estos bancos siempre lo ponen a uno a hacer una fila”, seguido de temas variados en los que el común denominador es quejarse, quejarse y quejarse.

6. Sus amigos lo invitan a rumbear y usted dice “No marica, ese sitio no aguanta. Ahí no hay ni sillas para sentarse y ni se puede hablar con esa bulla”. Empieza a notar que a las 3 a.m ya está cansado y se quiere ir a dormir… ¿en dónde quedaron esas energías para seguir de largo?

7. Uno de sus amigos le comenta que perdió la cédula (o que tiene que hacer cualquier trámite en notaría, Catastro, poner una queja en el Acueducto, apostillar algo en Minexterior o similares) y usted le explica paso a paso lo que tiene que hacer, a dónde tiene que ir e, incluso, le pasa el número celular de un “conocido que te ayuda con esa vuelta”.

8. En una reunión con sus amigos, empiezan a hablar mal y a criticar a “los pelaos de ahora” por sus pintas (“esos pelaitos con sus boxers por fuera… ¡parece que ni se bañaran!), sus costumbres (“las niñitas de ahora se las saben toda, lo cogen a uno y le pueden dar tres vueltas facilito”), su forma de rumbear (“si ahora los ve uno bailando reggeton de esa forma… ¿cómo serán los hijos de uno?”), la música que escuchan (“si la letra no habla de mafiosos, prepago, drogas o sexo entonces eso no es música para ellos… ¿será que uno de estos culicagaos sabe quién es Diomedes Díaz o el Joe Arroyo?”), la forma en que hablan (“se la pasan pegados al MSN acabando con el idioma porque ni las palabras completas usan”). Tenga especial cuidado si usa la frase “en mi época…” o “cuando yo estaba pelao…”.

9. Empieza a recibir invitaciones cada vez más frecuentes a baby showers y despedidas de soltero. De diez amigos del colegio que se encuentra en la calle, 6 tienen barriga cervecera, 5 están casi calvos y 4 ya tienen por lo menos un hijo.

10. Los cambios físicos son ineludibles. Si usted es hombre, empezará a notar caída del cabello (yo NO), un aumento considerable en la muy popular barriga cervecera (yo NO), una pérdida del estado físico que lo hace amante de los ascensores y las escaleras eléctricas (por lo menos aún no tiene que preocuparse por comprar Viagra). Si usted es mujer, empezará a notar un aumento en su cadera (sin, aún, empezar a perder esa cinturita que antes los volvía locos), sus senos ya no serán caídos del cielo por lo lindos sino porque están un poco más cerca de su ombligo y, al reírse, las arrugas que forman su rostro dejarán ver un adelanto de cómo se verá cuando llegue a los 50.

Si usted tuvo Cuenta Ahorritos del Banco de Bogotá, si sufrió los regaños de su mamá por no estrujar la crema dental desde abajo (antes el tubo era de metal y no flexible como ahora), si cuando la televisión se dañaba no existía un número telefónico de servicio técnico sino que su papá tenía que subirse al techo a mover la antena, si usted vivió la transición del LP al CD y del Beta al VHS y ha estado presente en la historia de los videojuegos desde el Atari con su control de una palanca y UN botón, si le tocó usar computadores con DOS y WordPerfect y, como me di cuenta el otro día que se me dio por hacer aseo general de mi cuarto, tiene o tuvo tarjeta del banco Conavi… no lo dude, usted ya está viejito.

Si encuentra que ya cumple con varios de los puntos anteriores, no se preocupe. Así es la vida: nos trae cosas buenas para luego arrebatárnoslas. Mejor aproveche mientras puede: en diez años serán otros los cambios y lo único que se puede hacer es aceptar que las cosas no pueden ser las mismas toda la vida. A menos que usted se crea una cuchi Barbie o un cuchi Kent que se niega a crecer.

Visita: Tertulia Alternativa

Facebook: www.facebook.com/TertuliaAlternativa

Twitter: @evillanueva11, @TertuliaAlterna

ARTÍCULOS ANTERIORES

Madre sólo hay una

Mi mamá me mima

Mujeres, ¿por qué nos aguantan?

La mujer perfecta

Frases que nunca debe decirle a una mujer

"Sólo te quiero como un amigo"

"¿Te mojaste?"

Consejos para hombres celosos

Consejos para mujeres celosas

10 cosas para hacer antes de morir

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.