La Niña Bonita
La victoria colombiana sobre Japón por 4-1 del día de ayer dejó un sin número de imágenes para el recuerdo. Imágenes futbolísticas, plasmadas en goles de altísima factura, como el tercer gol anotado por Jackson Martínez, o la cuarta anotación, una auténtica obra de arte firmada por James Rodríguez. Imágenes de júbilo, como los bailes de Pablo Armero y su orquesta, que llenan de sabor las celebraciones. Imágenes conmovedoras también, como el abrazo entre David Ospina y Farid Mondragón, al hacer este su histórico ingreso.
El triunfo de ayer tiene una relevancia más allá de los tres puntos; más allá de lo abultado del resultado. Las imágenes que mencionamos ilustran a un equipo que rebosa salud. Más que un grupo de futbolistas, han mostrado ser un excelente grupo de personas. Un grupo que arropó a Jackson Martínez, quien con la selección tenía el arco de espaldas desde hace un año, hasta su destape con dos grandes anotaciones en el momento más propicio. El mismo grupo que personas que tomaron el papel de diez escuderos para Farid Mondragón durante diez minutos que coronaron una carrera ejemplar. Un equipo donde todos celebran, sean titulares o suplentes. Un auténtico pelotón de héroes sin ínfulas de estrellas; obedientes siempre de las órdenes de su líder: un hombre sencillo y cauto, pero a la vez audaz e inteligente. Su nombre: José Néstor Pekerman.
Estas razones convierten a Colombia en la Niña Bonita del Mundial, sin que esto quiera decir que seamos grandes candidatos al título. Eso debe darse paso a paso y aún estamos lejos de la final. Si bien logramos un puntaje perfecto y tenemos en James y Cuadrado dos de las grandes figuras en lo que va del campeonato, ese sueño puede derrumbarse con una derrota. Somos la niña bonita por la imagen que hemos proyectado. Por esa razón todos en el mundo quieren bailar como Armero; por esa razón todos fuimos Mondragón cuando detuvo una pelota de gol; por eso mismo celebramos a rabiar los goles de Jackson.
Pase lo que pase frente a los aguerridos uruguayos, un partido ganable pero perdible a la vez, este ha sido el gran mundial que todos esperábamos de nuestra selección. La foto que mostramos al mundo en Brasil 2014 es otra. Nada de escándalos asprillistas y más aún, nada de retaliaciones extradeportivas. Sólo fútbol, alegría y hermandad. El sueño puede continuar el sábado.... ojalá no despertemos.
¡Vamos Colombia!