James y Un Clásico Blanco
Siempre que se enfrentan hay una gran expectativa, con muchas historias paralelas. El Real Madrid y el FC Barcelona mueven una inmensa masa de seguidores, con la cual otros clubes sólo podrían soñar. Nueve países estaban representados por 22 internacionales sólo en las alineaciones titulares y , por primera vez en más de un siglo de historia, un colombiano formó parte de esa élite. Si a la presencia de James le sumábamos el regreso a las canchas de Luis Suárez tras cuatro meses de suspensión, habían razones de sobra -de hecho nunca faltan- para ver el clásico.
El comienzo en el Bernabeu fue para los azulgranas, quienes se adelantaron a los 4 minutos con un gran tanto de Neymar. Sin embargo, los merengues reaccionaron y tuvieron una gran oportunidad tras un cabezazo al larguero y posterior remate de Benzema. Dicha reacción no duró mucho y el Barcelona vivió sus mejores momentos entre los 15 y los 30 minutos, donde Messi tuvo dos buenas oportunidades ante Casillas, las cuales no pudo concretar. Todo parecía servido para la victoria de los hombre de Luis Enrique, mas el Madrid no se amilanó y montó una intensa presión. El juego se empató gracias a un penalty capitalizado por Cristiano Ronaldo tras mano de Piqué y, con el marcador igualado, se fueron al vestuario.
No obstante, la tormenta blanca se avecinaba. La segunda etapa mostró dos actitudes muy distintas, donde los merengues se vieron más compactos y contundentes. Pepe cabeceó un saque de esquina para adelantar al equipo de casa y los azulgranas empezaron a hacer agua. Luego de un error de Iniesta, la ventaja fue ampliada por Benzema tras pase de James. El Barcelona de nuevo dominó la pelota, mas los hombres de Ancelotti se mostraron más resolutivos y solventes. Quedó la impresión de que, con una mayor dosis de precisión y atrevimiento, hubiesen podido propinar una auténtica goleada al eterno rival. Sólo a través de la media distancias se arrimaron los culés, sin mayor éxito. Así las cosas, el 3-1 hace justicia a la superioridad blanca del día de hoy.
Si bien no fue una figura avasallante, la actuación de James fue para destacar. Se mostró práctico y preciso en la circulación de la pelota, dio una asistencia para el tercer gol y tuvo un par de aproximaciones: un remate de fuera del área que controló Bravo y un cabezazo desviado. El balance es muy positivo, sobre todo si tenemos en cuenta que en esta ocasión Cristiano y Messi no se robaron el show, como sucede habitualmente. El portugués tuvo una actuación sólida, mas no fue figura. El argentino, por su parte, se vio perdido durante gran parte del segundo tiempo, incapaz de sacar del letargo a su equipo y a él mismo. Luis Suárez tampoco logró causar mayor impacto.
En conclusión, el astro colombiano pasó este gran examen, demostrando su categoría en un Clásico teñido de blanco. Le auguramos muchos más éxitos en una carrera que parece conocer muy pocos límites.