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El pelo malo
Pelo malo, pelo ‘cucú’ o pelo ‘churrusco’ son algunas de las formas que utilizamos en la Costa Caribe para referirnos al pelo que no es liso. Para muchos colombianos, este tipo de pelo es algo poco menos que indeseable y a menudo se menciona en un tono de burla que demuestra nuestro constante y aceptado racismo.
Mi estatus de desempleada me permite dedicar una buena parte del día a navegar por internet. Digamos que, en vez de perder tiempo, me estoy educando profundamente en diferentes temáticas como: las propiedades nutricionales de la quínoa, los efectos negativos del uso excesivo de las redes sociales e internet sobre la personalidad o la vida de Kim Kardashian. Sólo por nombrar los más importantes.
Como buena adicta a internet, soy devota a chismosear la vida ‘instagramera’ de los demás. Un día, encontré la cuenta de la cantante Martina la Peligrosa y empecé a seguirla porque uno de sus videos me pareció chistoso; busqué una de sus canciones mientras escribo este blog y puedo asegurar que no la voy a volver a escuchar por decisión propia.
Martina se burla generalmente del acento cordobés y de las mamás cordobesas, pero en uno de sus últimos ‘micro-video-blogs’ hizo un chiste sobre el infame pelo malo, llamándolo “el terror” de las mujeres como ella. En el video señala el nacimiento de su cabello, en donde se levantan unos pelos, que no se veían malos, pero sí un poco tiesos.
El diminuto video tiene más de 5 mil “likes” y otros miles de comentarios que muestran empatía con el inconveniente que es tener el pelo malo. El problema es que este pelo no es en sí malo, ni feo, sino que nos han hecho creer que sí es malo y que hay que alisarlo (es decir, ¿volverlo bueno?), quemarlo y hacer que se vea menos ¿afro?. Porque el pelo “malo” está asociado a las personas negras, y aunque no queramos aceptarlo, vivimos en un país profunda y tristemente racista. Yo hago parte de esa población adicta a la plancha alisadora de pelo malo y he decidido muy recientemente tratar de abandonar la práctica.
Algunos podrían decir que estoy exagerando, pero cuando se repite una palabra con una connotación claramente negativa junto a una característica física que es absolutamente fortuita, como lo son nuestro color de piel o la textura de nuestro cabello, se está separando a los seres humanos en categorías de positivo o negativo por cosas que escapan de su control, es decir, se está siendo racista.
Nadie elige nacer con el pelo malo o bueno, ser blanco o negro o ser hombre, mujer, homosexual, lesbiana o transgénero. Es como cuando nos dicen repetitivamente que para “mejorar la raza” hay que tener hijos con personas blancas, altas y de ojos verdes. Son frases que se escuchan comúnmente y que provienen de personas de trasfondos muy diversos, y esas frases sí que están bien mal.
@sofiepolo
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