A mi última (o sea, como la segunda) novia del colegio le encantaba celebrar cualquier tipo de momento “único” de nuestra relación. Esto incluía, por supuesto, el Día del Amor y la Amistad. Pero desde que terminé con ella, por allá en los años 1600, me propuse no caer en las trampas de este tipo de fechas. He tenido cuatro novias más y con ninguna celebré Amor y Amistad, aniversario o el día en que lo hicimos por primera vez en un lugar público. Pero si hay algo que detesto es el jueguito del Amigo Secreto. En los 10 puntos de hoy, por supuesto, me dedicaré despotricar de él:
1. Lo único que hace es alentar una fecha puramente comercial. Los almacenes hacen promociones, las floristerías y dulcerías hacen su agosto (en septiembre) y la publicidad nos advierte que entre más costoso sea el regalo más amor o amistad estaremos demostrando.
2. Curiosamente, casi nunca se juega entre los amigos de verdad. Y es que el concepto de “amigo” parece estar tan manoseado que confundimos a los compañeros de estudio, a los que nos acompañan a embriagarnos o a aquellos con los que compartimos alguna afición como amigos de verdad. Siendo breve, un amigo es alguien con el que usted sabe que cuenta en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, al que le cuenta sus problemas más íntimos y en el que confía a ciegas; el resto son meros escoltas.
3. Curiosamente, otra vez, donde más se juega es en la oficina: ahí están aquellos de su área con los que mama gallo, almuerza todos los días y sale a tomarse un par de frías los jueves o viernes, están los que le caen como un culo, están las viejitas que morbosea/les está cayendo/se quiere comer y está el jefe al que tiene que sonreírle mientras por su mente pasan imágenes viéndolo desangrarse después de haberlo degollado. La gente de la oficina es, precisamente, “la gente de la oficina”, por eso la llamamos así. Si fueran amigos, después de sacar el papelito con el nombre de “Hernán de Contabilidad”, usted sabría inmediatamente “Uyyy, a este man le gustan los videojuegos. Le voy a regalar… una revista de ese tema” en vez de tener que preguntarle a Sarita la secretaría “¿A este marica qué le puedo comprar?”.
4. Ahora, si a usted le toca el jefe y por mucho que el límite sea de $20.000, usted no va a querer presentarse con una caja de chocolates, ¿o sí? Si de algo he sido testigo desafortunado es que la gente tiende a ser lambona con sus superiores: corbatas, accesorios de golf o botellas de whisky lo demuestran.
5. Jugar al Amigo Secreto suele ser mucho más caro que si usted se comprara el regalo así mismo. No sólo son los días de “endulzada” y el regalo sino que no falta al que se le ocurre que la entrega se haga a la hora del almuerzo. Eso significa más plata porque ese día todo el mundo quiere entrada, el plato fuerte más caro y un buen postre (sobre todo cuando la cuenta se divide entre todos). Al día siguiente, la mayoría de los comensales volverá a su triste realidad de corrientazo y de quejarse porque no tiene plata para pagar la luz.
6. ¿Para qué jugar algo que consiste en comprar un regalo de $20.000 para recibir a cambio otro de $20.000? Si la cuestión es de comprar cosas, que cada quien compre lo suyo y así va a la fija y se ahorra la sonrisa disimulada cuando Ramírez le entregue el llavero que usted le había obsequiado a él el año anterior (y que también le habían dado a usted dos años antes).
7. Conozco gente no sólo a la que se le queda el regalo el día de la entrega sino que también se olvida quién le salió en el papelito. Una muestra más de lo insignificante que son esos “amigos” con los que compartimos este juego.
8. Amigo Dulce / Amigo Secreto. Creo que es lo mismo porque al final del juego siempre hay una entrega del regalo “chévere” pero en las semanas anteriores la gente “se endulza” dejándole a su amigo secreto chocolaticos y galleticas en el escritorio. Esto lleva a las quejas, sobre todo de ellas, durante el break de la mañana “uuyyy, al que le toqué si no me ha dado es pero nada. ¡Una chocolatina Jet recibí el primer día y ya!”.
9. “Es un juego. Es para crear un ambiente diferente en la oficina, precisamente para interactuar y conocerse más”, dirán algunos de ustedes. ¿Y qué? Al día siguiente, usted seguirá odiando a la Gerente Financiera porque está por encima suyo en el organigrama y se levantará amargado pensando en que sean las cinco de la tarde para volver a su casa aun cuando todavía no ha salido de su casa. Puras cortinas de humo.
10. La única utilidad que yo le veo a este juego es la posibilidad de poder intercambiar papelitos para poder darle regalo a la vieja que a usted le gusta. Esta práctica sólo la recomiendo para aquellos incapaces que necesitan un impulso para decidirse a caerle a una vieja, como yo, o simplemente porque es consciente de que ese tipo de bobadas son las que les gustan a ellas.
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