El Heraldo
El sector salud proyecta disminuir en el país la mortalidad de enfermedades crónicas no trasmisibles, especialmente, con el fomento de hábitos saludables como el ejercicio.
Barranquilla

Se acabaron las vacaciones, ¡a moverse!

 Después de la sobrealimentación producto de las festividades de Navidad y fin de año, las recomendaciones son ejercitarse, caminar más, comer mejor y disminuir el consumo de azúcar.

Navidad, cumpleaños, despedidas, matrimonios, grados, fin de año, año nuevo… La lista de los festejos durante diciembre y aún en lo que va de 2017 ha sido larga para muchos, con una de sus principales consecuencias derivada de la variedad y cantidad de comidas ingeridas: el aumento de peso. 

Hay quienes desde ya han empezado seriamente programas de control para equilibrarse, pero los expertos recomiendan mirar más allá de los kilos adquiridos y concientizarse de la necesidad de asumir conductas saludables permanentes sin dejar de divertirse y compartir. 

Al respecto, Yisel Pinillos Patiño, coordinadora de la Especialización en Rehabilitación Cardiopulmonar y Vascular de la Universidad Simón Bolívar, explica que “una alimentación inadecuada, la inactividad física, el consumo de tabaco y el consumo nocivo de alcohol son las causas más importantes para desarrollar, por ejemplo, enfermedades cardiovasculares; por eso es de gran importancia cambio de los hábitos poco saludables que tengamos”.

Moverse, caminar más y alimentarse sanamente, son, en su concepto, “premisas a la que todos debemos responder para tener mejor calidad de vida”.

Expone Pinillos que estudios científicos han demostrado que el cese del consumo de tabaco, la reducción en la ingesta de sal, el consumo de frutas y verduras, la práctica de actividad física regular, al igual que evitar el consumo excesivo de alcohol, reducen sustancialmente los riesgos.

Para el sicólogo Alan Miguel González resulta importante entender que en temporadas como la que recién terminó suele producirse (en muchas personas) una especie de “hambre psicológica”.

En fechas especiales del año se da una sensación de felicidad que culturalmente tiene que ir acompañada de la comida pero lamentablemente hay quienes se exceden. Esto posteriormente deriva en sentimientos de culpa. “Hay que tener en cuenta que en términos psicológicos la alimentación se asocia a nuestros afectos, y que en nuestra primera etapa de vida se transmite por el amamantamiento y el tipo de apego que de esta relación se desarrolle”.

Y enseguida añade que esa sobrealimentación también aparece en situaciones de ansiedad, estrés y frustración en medio de la cotidianidad, que al no ser resueltas acompañan a la gente en una larga carrera en contra de una vida tanto física como emocionalmente saludable. “Por lo tanto –dice González-, si no hacemos el esfuerzo y somos conscientes de nuestras dificultades o indagamos sobre el origen de nuestro gusto excesivo por la comida que, por lo general, nos lleva a enfermar”.

Las recomendaciones de los expertos son establecer una rutina de ejercicios sencilla, caminar, cumplir con los horarios establecidos tanto para alimentarse como para descansar el tiempo suficiente, así como también hacer uso de técnicas de relajación, dialogar y buscar soluciones efectivas a las dificultades emocionales, reforzar el autoestima y, primordialmente, encontrar en sí mismos la herramientas necesarias para vivir saludablemente. 

No es necesario inscribirse a un gimnasio –aunque destacan la perseverancia de quienes acuden permanentemente-, para ejercitarse. Ir a un parque, bulevar o una zona donde sea posible hacerlo, en especial en las mañanas, es una manera adecuada de comenzar a dar pasos hacia una salud duradera. 

Exceso de azúcar. Un llamado que hizo el Ministerio de Salud a la comunidad frente a las festividades estuvo dirigido hacia la moderación en el consumo del azúcar. Sobre el particular aportó datos interesantes como que una lata de gaseosa puede contener el equivalente a 9,8 cucharaditas de azúcar (lo que corresponde a un 90% de la ingesta diaria total recomendada de azúcar) y que en un jugo de fruta industrializado el contenido de azúcar puede ser equivalente a hasta 12 cucharaditas.

El organismo citó además resultados de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin) que evidenció que entre 2005 y 2010 en Colombia hubo un incremento del 14 al 18 por ciento de exceso de peso en niños y jóvenes, con una prevalencia del 5 por ciento en niños menores de 5 años. 

La llamada ‘megameta’ del sector salud en cuanto a la mortalidad derivada de las enfermedades crónicas no trasmisibles, hacia 2018, es la disminución del 8 por ciento a nivel nacional. 

El incremento del consumo de frutas y verduras a 400 gramos al día, así como de los niveles de actividad física moderada de al menos 150 minutos a la semana en adultos (más de 18 años), 60 minutos diarios en jóvenes (de 5 a 17 años) y 180 minutos en niños (entre 1 a 4 años) son hábitos que deben convertirse en recurrentes en todas las etapas de vida de las personas, según lo que ha sugerido el Ministerio. 

Estudio

Actividad vs uso 

de tecnología

Un estudio elaborado en 2014 en un colegio de la ciudad por el semillero de investigación del programa de Fisioterapia de Unisimón, perteneciente al grupo de investigación Muévete Caribe, concluyó que la inactividad física está relacionada con el uso de las tecnologías de la información y comunicación como la televisión y el computador. Ello, según los investigadores, implica que “es imposible dejar de lado la escuela como medio de promoción de la actividad física”, y sugieren desarrollar más investigaciones a nivel local con la población infantil y adolescente que permitan ampliar los conocimientos sobre los factores de riesgo que llevan a que los escolares tengan estilos de vida sedentarios que desencadenen enfermedades crónicas no transmisibles.

La población de referencia estuvo constituida por 1.062 escolares entre los grados de escolaridad de primero a undécimo. El 46% era de sexo femenino y, el 54%, masculino. El estrato socioeconómico más frecuente fue el 3 con un porcentaje de 38,3 % y el 29,3% de los participantes cursaban décimo grado. Con respecto a los niveles de actividad física, se encontró que el 74,9% de los estudiantes son inactivos y el 25,1% realizan algún tipo de actividad.

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