Personaje de barrio: Rafael Ortiz, el doctor que sana vidas
A través de Wasapea a EL HERALDO, nuestros lectores comparten perfiles de vecinos destacables de los diferentes sectores y ciudades de la Costa Caribe. En esta oportunidad, conozca a Rafael Ortíz, un reconocido personaje del barrio Las Palmas.
En este 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, me gustaría resaltar la labor del doctor Rafael Ortiz, médico pediatra, profesor universitario y luchador incansable por la niñez de Barranquilla.
El doctor Rafael ha creado un espacio de inclusión y rehabilitación para personas con discapacidad visual ubicado en el Punto de Atención en Salud Oportuna del barrio Las Palmas. Allí, desde hace unos 4 años atiende más de 20 niños con sus familias y unas 50 personas adultas que viven en condición de discapacidad visual.
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El centro de rehabilitación ofrece diferentes actividades en las que los niños pueden aprender las destrezas necesarias para adaptarse a su comunidad. Allí los pequeños pueden recibir terapia especializada, así como clases de braile, manejo de diferentes software para lectura de pantallas, uso del bastón, e incluso, técnicas de comunicación y movilidad.
El centro ofrece también diferentes actividades lúdicas como clases de percusión y piano. Pero lo más importante es que estos niños encuentran en Rafael un ejemplo a seguir. El mismo ha tenido que aprender a vivir con discapacidad visual y entiende perfectamente los desafíos que implica esta condición en una ciudad como Barranquilla.
Por cosas de la vida, hace unos 8 años, el Dr. Rafael adquirió esta discapacidad. Sin embargo, esto no ha sido un impedimento para que este trabajador incansable haya seguido adelante con su cotidianidad.
Hoy, él mismo reconoce que fue un momento muy duro, pero también un reto personal que decidió asumir con el apoyo de su familia. Un reto que lo llevó a ser la inspiración y el apoyo de decenas de niños y sus padres que ven en él un gran ejemplo, una persona digna de admiración, no por su discapacidad, sino por su actitud positiva ante la vida, por su entrega al bienestar de sus pequeños pacientes y porque su corazón y su buen sentido del humor parecen mantenerse inquebrantables.
*Por Álvaro Serje, usuario de Wasapea a EL HERALDO.
